Nada más tomar posesión como presidente del Gobierno, Mariano Rajoy tuvo su primer encontronazo con los periodistas que acudieron al Palacio de la Moncloa para conocer los componentes de su nuevo Ejecutivo y saber de primera mano las prioridades que se había marcado en la agenda el líder del Partido Popular. Era el 20 de diciembre de 2012, y ante la sorpresa de todos los informadores, Rajoy se limitó a leer la lista del nuevo Gobierno y a desear “muy buenas noches” a todos los presentes.

Enemistad desde el primer día
“Dar una conferencia de prensa para luego no dejar preguntar carece de sentido. Rajoy ha sido muy desconsiderado con esta flagrante falta de respeto al derecho a la información”, afirmó el secretario general de la Federación de Sindicatos de Periodistas, Dardo Gómez, desconocedor por aquel entonces que lejos de mejorar, la relación del presidente del Gobierno con la prensa llegaría a niveles de enfrentamientos desconocidos en democracia.

Escándalos y más escándalos
Y todo ello pese a la advertencia que diarios como The Economist realizaban continuamente a Mariano Rajoy. “Sus intentos de esconder los escándalos bajo la alfombra no van a tener éxito”, llegó a publicar el prestigioso diario británico en agosto de 2013, cuando la corrupción se sumaba al descontento generalizado por recortes en el Estado del bienestar y a los problemas económicos (derivados principalmente de su incompetencia para crear nuevos puestos de trabajo y su incapacidad para reducir significativamente el déficit) que jornada tras jornada ponían en entredicho la labor del Partido Popular al frente del Gobierno.

La prensa es la culpable
Desde el comienzo de la legislatura, desde Génova 13 siempre han considerado que el origen de esos problemas derivaba del tratamiento que la mayoría de los medios de comunicación ofrecen de un Gobierno desplomado en las encuestas (ninguno de los ministros logra el aprobado de la ciudadanía en las encuestas que periódicamente elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas) y que a duras penas es defendido por un Partido Popular en el que los casos de corrupción y las divisiones internas cada vez han ido cobrado más protagonismo.

Las maniobras del Gobierno del PP
Lejos de apostar por la transparencia y redoblar sus esfuerzos en materia de comunicación, el Partido Popular ha optado por realizar ruedas de prensas sin preguntas, vetar a periodistas de las comparecencias, manipular descaradamente en la televisión pública, colocar a sus contertulios más afines en las tertulias de Radio Nacional de España, presionar para modificar los contenidos de los informativos, eliminar de la parrilla algunos de los programas más populares de debate en televisión, e incluso provocar la caída de Pedro J. Ramírez al frente de la dirección del diario El Mundo. Todo ello sumado al ya célebre día en el que Mariano Rajoy optó por dirigirse a la prensa a través de una televisión de plasma.

El balance de los enfrentamientos
Pasado ya el ecuador de la legislatura, ELPLURAL.COM realiza un repaso a los principales encontronazos que han tenido lugar entre la prensa y el Gobierno del Partido Popular a lo largo de los dos últimos años y medio.

Ruedas de prensa sin preguntas y con insultos a los periodistas
Mariano Rajoy ha tomado por costumbre realizar numerosas ruedas de prensa sin responder a las preguntas de los medios y, por extensión, a las de los ciudadanos. Al margen del ya célebre convocatoria del 2 de febrero de 2013 (cuando dio explicaciones a través de una televisión de plasma), han sido muchas más las ocasiones en las que Rajoy ha vetado todo tipo de cuestiones (como ocurrió tras la publicación de la portada del diario El País en la que presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo aparecía de veraneo con un contrabandista). La mayoría de sus ministros tampoco han destacado por su buen trato a la prensa. Como ejemplo paradigmático sobresale el Luis de Guindos, quien directamente mandó a “tomar por culo” a la informadora de Canal Sur que le preguntó sobre una previsible subida de impuestos.



Elección de las preguntas y de los periodistas que intervienen
Cuando a Mariano Rajoy no le ha quedado más remedio que comparecer ante los periodistas, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, ha intentado por todos los medios que sólo se formulasen cuestiones que resultasen livianas para el Ejecutivo de Rajoy. Así, el Gobierno acabó con la tradición por la que los periodistas pactan quién preguntará y sobre qué al presidente en las ruedas de prensa obligatorias con mandatarios internacionales. Pese a ello, el 3 de septiembre de 2013 Rajoy violó el protocolo establecido para evitar preguntas incómodas sobre Bárcenas y decidió no someterse a las preguntas de los medios pese a la visita oficial del presidente de Bolivia. Poco antes, Rajoy ya había amañado en una comparecencia el turno de preguntas, quitando la palabra a El Mundo y dándosela a un redactor de ABC que le formuló una cómoda pregunta que llevaba escrita desde la redacción.

Vetando a los medios y a sus informadores
Pero las estrategias del equipo de Mariano Rajoy por silenciar las preguntas más incómodas no se han quedado aquí. En enero de este año, ni la emisora de radio más escuchada en España ni el segundo periódico más leído pudieron cubrir la reunión de Rajoy con Obama en la Casa Blanca. Y es que tanto la Cadena SER como El Mundo fueron excluidos del listado de diez medios que pueden acceder al Despacho Oval por decisión de la Dirección de Comunicación de Presidencia del Gobierno.

“La decisión del Gobierno de vetar a la Cadena SER supone un paso más, de especial gravedad, en la estrategia de su dirección de comunicación de aislar y acallar a los medios críticos, y viene después de que se acabara de un plumazo con la tradición de que la prensa eligiera portavoces y preguntas para las ruedas de prensa con las que finaliza siempre la visita oficial de algún dirigente extranjero”, lamentó en su día Iñaki Gabilondo tras el veto del Gobierno a la SER y El Mundo.



Tertulias plagadas de periodistas amigos
Frente a los periodistas que son vetados, son muchos otros los informadores que con la llegada al poder del Partido Popular han visto multiplicadas sus apariciones en prensa y televisión. El ejemplo más claro se encuentra en Radio Nacional de España, donde más del 70 por ciento de los contertulios de RNE son claramente afines al Partido Popular. Y es que de los 34 periodistas los que conforman la plantilla de analistas políticos que habitualmente acuden a la radio pública, tan sólo uno (Fernando Garea) escribe para el diario El País. El director de este periódico, Enric Sopena, ha llegado a reconocer haber sido vetado por el actual director de la radio pública en base a su posicionamiento ideológico. 

La sombra de la censura: el caso de El Gran Debate
Pero la sombra de la censura por parte del Gobierno no sólo planea en Radio Nacional de España. Sin ir más lejos, en enero de 2013, el Partido Popular amenazó con denunciar en directo al programa El Gran Debate de Telecinco por el tratamiento que estaba dando del caso Bárcenas en la noche del sábado. “Nos preocupa más una posible venganza del Gobierno contra Telecinco que una demanda”, respondió entonces un portavoz de la cadena de Fuencarral. Finalmente, y tan sólo seis meses después de la amenaza, Mediaset decidió dar por finiquitado el espacio de tertulia que tan buenos datos de audiencia cosechaba entre la audiencia.

Al margen de Telecinco, otras cadenas se han quejado del trato recibido por parte del Gobierno. Así, desde La Sexta Noche denunciaron que el Partido Popular ha vetado a sus altos cargos acudir a su tertulia semanal. Según diferentes confidenciales, el grupo de AtresMedia también estaría recibiendo presiones constantes por parte del Gobierno para retirar de la parrilla El Intermedio, el programa que presenta con gran éxito de audiencia en La Sexta José Miguel Monzón (El Gran Wyoming). En su intento por menoscabar la libertad de expresión, Rajoy incluso llegó a intentar que la agencia de noticias internacional Bloomberg censurase la parte de la entrevista en la que era cuestionado sobre Luis Bárcenas.


TVE: una televisión de partido
Pero si en algo se ha notado la llegada del Partido Popular al poder es en el rumbo que ha tomado Televisión Española. Desde el primer momento, el sello de la manipulación de Telemadrid se ha impuesto en la televisión pública. Todo ello ha originado el desplome de las audiencias de los telediarios y de programas emblemáticos como Informe Semanal y la recepción de numerosas quejas por la manipulación y censura existente. Asimismo, han sido múltiples los escándalos protagonizados por algunos de sus rostros principales como Toñi Moreno (quien defendió que si una mujer no denuncia nada más ser maltratada, debe “callarse  para el resto de la vida”) o Mariló Montero (reconocida recientemente como la peor presentadora del momento).


La caída de Pedro J. Ramírez
Sin embargo,  ha sido el cese de Pedro J. Ramírez el momento más álgido entre la prensa y el Gobierno de Mariano Rajoy. De hecho, en su despedida ante la redacción como director del diario El Mundo, Ramírez acusó a Rajoy de estar detrás de su cese. “Rajoy, atrapado por Rajoy sobre el drama y la encrucijada política en la que se hallaba. ¿Y cómo lo resolvió? Transformando su conflicto con la opinión pública, eventualmente con la Justicia, desde luego con la oposición parlamentaria, sin lugar a dudas con su partido, con un conflicto con el diario El Mundo”, lamentó Pedro J.



Unanimidad en la prensa: todos critican a Rajoy
Todos estos acontecimientos han provocado una inédita unanimidad en el concepto que los principales periodistas del país (independientemente de su posicionamiento ideológico), tienen acerca de la política de comunicación del Gobierno. Por ejemplo, Federico Jiménez Losantos ha llegado a acusar a Mariano Rajoy de ser “un déspota de poquita entidad” empeñado en censurar a los medios. Por su parte, Julia Otero ha lamentado que “en España, salvo una época en el último Gobierno de Zapatero, la historia de las televisiones públicas es la historia de televisiones de partidos que gobiernan en cada momento. Son televisiones progubernamentales”.

El presidente de Intereconomía, Julio Ariza, también ha lanzado duras críticas contra la política de comunicación del Gobierno de Mariano Rajoy. Por su parte, Enric Sopena ha llegado a calificar al PP como una formación política “partidaria de la mordaza, la censura y la manipulación”.