No es la primera vez que el programa 'Entre Todos' y su presentadora Toñi Moreno, entrecejo fruncido, "se expresan mal" y sacan a la luz lo que esconde la televisión pública que ha diseñado su actual dirección. Una televisión en la que, como se hacía en los años cincuenta del siglo pasado, se intenta con la 'caridad' suplir los servicios sociales que debiera facilitar el Estado.

Ya saben cómo funciona el programa. Gente en situación desesperada se pone delante de la cámara para, entre lágrimas, pedir a los espectadores la ayuda que no le dan los organismos oficiales. No hablamos de un brutal terremoto o una epidemia en algún país del tercer mundo. Hablamos de españoles que, desesperados, aceptan ponerse ante la cámara para pedir. Quien tenga más de 50 años recordará perfectamente cuando este tipo de programas eran habituales: eran los tiempos de 'la caridad cristiana' frente a unos servicios públicos dignos. Algo que indigna a todos, como les hemos contado en ELPLURAL.COM, incluidos colectivos como el de los discapacitados.

"El hombre de tu vida..."
El pasado miércoles la persona que se puso ante la cámara y Toñi Moreno fue Marisol, una joven de sólo 25 años, con un niño de 5, que desesperada ante su situación económica pedía, como muchos otros de los que se presentan en el programa, ayuda para abrir un negocio. Como parte del programa es el 'espectáculo' del dolor ajeno, cuánto más mejor, porque asegura lágrimas y la llegada de ayuda, Toñi Moreno escarbó, como hace por costumbre, en la situación personal y sentimental de Marisol.

Así, descubrió que estaba separada. Y al seguir hurgando (¿qué importaría eso si lo que se buscaba era sólo ayudarle económicamente?) preguntó por una posible reconciliación. No de cualquier forma. Sino con el poso de moral trasnochada que demuestra esta frase: "¿Hay alguna posibilidad de que volváis?... Yo no sé quién ha perdido más, porque ahora no estás con el hombre de tu vida". La joven, gallega, negó. El suyo era un caso con historial de maltrato: "cuando una persona te pega, te da igual lo demás", dijo.



Y entonces, la 'caridad cristiana' se tiñó del resto de la moral que alimenta este programa y aquellos viejos programas de este estilo. La presentadora, ante un tema que, evidentemente, era demasiado duro e incómodo para manejarlo en un programa así, soltó una frase que retrató no sólo a la presentadora, sino a toda la 'filosofía' de televisión que los actuales directivos propagan: "cuando pasan cosas como éstas, o se denuncia o se calla una para el resto de la vida".

La reacción de rechazo en las redes sociales fue inmediata. La gente se veía de vuelta a los peores años, cuando la violencia de género era cosa de 'parejas' y 'crímenes pasionales'.

 


Pero también quien se acordaba de que en el programa no todo es por caridad.

 

 


Pero esta vez la reacción no se ha quedado en las redes. En el Congreso de los diputados se pide la retirada del programa de "manera inmediata".