José Ignacio Wert, el ministro menos valorado del Gobierno según los datos del último CIS, es también el ministro que más rechazo público ha suscitado. Una providencial agenda le ha liberado de acudir a la entrega de los premios Goya y el consiguiente rapapolvo de los artistas. El año pasado dijo que se lo había pasado muy bien después de soportar con una medio sonrisa los saludos sólo al 21% del mundo del cine.

 



También tuvo que soportar el irónico saludo de Eva Hache, presentadora del espacio felicitándole "sólo" por su compleaños, no "por lo otro"...



...justo después de haber visto un vídeo presentación muy crítico contra la política cultural del Gobierno y su maltrato al mundo del cine...



...a Candela Peña lamentando el deterioro de la Sanidad  y la Educación públicas...



...continuas alusiones a los sobres...



...e incluso las críticas directas del presidente de la Academia del Cine, Enrique González Macho, quien reprochó los efectos demoledores de la subida del IVA para la cultura y la industria cinematográfica. Criticó también el “deterioro progresivo que está sufriendo” RTVE ante un presidente de la corporación, Leopoldo González-Echenique, quien, a diferencia de Wert, aguantó el chaparron con un semblante bien malhumorado.

Del buen talante al hachazo
Pocos días después, Wert dejó claro que ese talante del que presumió a la hora de soportar bien las críticas apenas le duraría un rato ya que arremetió contra los titiriteros críticos por su falta de respeto.

Este año parece haber preferido ahorrarse el trago. Y es que la protesta le persigue allí por donde vaya: la última, el abucheo generalizado durante la entrega de premios José María Forqué. O el rapapolvo del director de Lo Imposible. O los estudiantes premiados por su excelencia y que se negaron a darle la mano en protesta por los recortes en la educación pública...

Les mostramos las buenas razones que podría haber detrás de este problema de agenda del ministro Wert.