“No está quemado… él no ha tirado la toalla; para nada se ha rendido”. Un colaborador muy fiel, y muy antiguo, de Javier Arenas aseguraba con estas palabras a ELPLURAL.COM, pocas horas después de su comparecencia ante Ruz, que el líder ‘popular’ sigue teniendo ‘pulso’. Que no está muerto.

El que tiene la última palabra no habla
Y hacía una reflexión respecto al futuro del político andaluz que, para su desgracia, admite lo mismo una lectura positiva como negativa: “la última palabra la tiene quien la tiene… -nos decían- y ese no ha dicho absolutamente nada”. Nuestra fuente se refería, evidentemente, a Mariano Rajoy que lejos de estar apartado, nos aseguran en Génova, “manda, y cómo manda en el partido”.

Lo malo para Arenas es que puestas así las cosas, lo que viene a reconocerse es su extrema debilidad, que está ‘enchufado’ a una máquina de respiración asistida y que “quien tiene la última palabra” lo mismo puede decidir mantenerle ‘vivo’ que cortarle el oxígeno.

Una relación 'normal' con Rajoy: "los dos saben que están en el mismo barco"
Un favor de su ‘supervivencia’ está su conocida capacidad para resistir. Quizás por eso sus colaboradores más cercanos le ven tocado, pero lejos de estar hundido. Y también, nos aseguran, que “la relación entre los dos, entre Arenas y Rajoy, sigue siendo una relación normal, buena..., se conocen hace más de 20 años, y en estos momentos se están ayudando mutuamente”. ¿Qué quieren decir con esta frase última? “Han hablado estos días, y saben que están en el mismo barco”, nos responden en el entorno de Arenas y concluyen: “esto no se acaba con un golpe de mano y apartando a alguien que siempre ha sido extraordinariamente fiel al partido”.

¿Cuál es principal problema entonces de Javier Arenas? Evidentemente María Dolores de Cospedal, con quien sus enfrentamientos tienen tanto de personal. Nos aseguran en esas fuentes cercanas al político andaluz que para compensarlo están sus buenas relaciones con Moncloa. Su relación con Soraya Sáenz de Santamaría “es buena”, nos dicen, y nos insinúan que su comparecencia ante Ruz se preparó durante días con diferentes grupos de personas y con pleno conocimiento del Presidente, “y no como se ha dicho, ridículamente, en las tres últimas horas de la tarde antes en un despacho de Génova”.

¿Se acabó el sueño de volver a ser ministro?
Lo que resulta evidente es que, sea como sea su salida del embrollo Bárcenas, a partir de su comparecencia de ayer, muy difícilmente Javier Arenas puede acabar de andar el camino que había iniciado con su regreso a Madrid y que tenía como meta final ocupar uno de los sillones ministeriales tan pronto se produjera la primera crisis de Gobierno. Todo indica que difícilmente Arenas podría ser ya ministrable. Tampoco puede ahora dar un paso atrás, y regresar a Andalucía, lo que, según nos dicen compañeros suyos en Sevilla, ni siquiera contemplaría el tantas veces candidato a presidir la Junta.

En el PP andaluz, ante la inminencia de cambios en la cabeza del PSOE, que inevitablemente provocará cambios también en su propio liderazgo, ahora se vive un momento de ‘pasmo’. El paso dado por Griñán les ha pillado al traspiés, y con el partido dividido. Arenas quiso para sucederle a Antonio Sanz, el hombre del PP en Cádiz. Pero Cospedal acudió a Moncloa y logró imponer a su favorito, el sevillano Juan Ignacio Zoido. Un pulso que ganó la secretaria general sobre su antecesor; uno más de los que han echado desde que Javier Arenas y María Dolores de Cospedal dejaron de ser los grandes amigos que en algún momento fueron.

Al fondo, queda irse a Europa... a no ser que quien tiene la última palabra diga otra cosa
El enfrentamiento, que en estos momentos no se sabe quién ganará y que tiene mucho que ver con cómo salga cada uno de ellos de las cornadas que da Bárcenas, ha provocado una especie de latente guerra civil en el PP andaluz. Con Arenas fuerte en Cádiz y Almería, con Málaga muy enfrentada al candidato de Cospedal, Zoido, y con todo un ejército de miembros del partido quietos, no sea que vayan a pillarles en fuera de juego.

La apuesta que hacen quienes le conocen ahora en Andalucía es que Arenas, cerrados todos los otros caminos, apostará por que le den una salida digna: el parlamento europeo. En el entorno de Arenas siguen resistiéndose a verle ni tan siquiera como ‘el elefante camino del cementerio’ privilegiado que puede ser para algunos el Europarlamento. E insisten: “es razonable pensar que el partido necesita un impulso, y que llega el momento de hacerlo, pero eso no quiere decir que se vaya a hacer tabla rasa”. Y así pasan este verano Javier Arenas y los suyos, a la espera de que diga “la última palabra quién la tiene”. Lo malo para todos ellos, es que esa persona suele tardar en hablar, y tiende a dejar que el tiempo le resuelva los problemas.