Este lunes se ha sabido que el juez el juez Elpidio José Silva se resiste a dejar sin más la investigación de la compra del City National Bank de Florida (CNB) por parte de la Caja Madrid de Miguel Blesa. La Audiencia Provincial de Madrid le apartó del caso Blesa en las dos vertientes que Silva estaba investicando, la adquisición del banco estadounidense y la concesión de créditos fallidos al empresario Gerardo Díaz Ferrán, que formaba parte del Consejo de Administración de la caja. En una providencia notificada hoy y difundida por EFE, el titular del Juzgado número 9 de Madrid alega que no entiende "el alcance y sentido" de la resolución de la Audiencia Provincial de Madrid apartándole de la causa. Entiende que no se puede recusar de esa causa porque él no tramitó incidente de tramitación en esa causa si no en la relativa al crédito a Díaz Ferrán.

Entidad en problemas pero crédito fácil para Díaz Ferrán...
El juez ya fue apartado en mayo del procedimiento sobre el crédito fallido concedido en 2008 al expresidente de la CEOE, que ascendió a 26,6 millones de euros y que se concedió para un grupo como el de Marsans ya con serios problemas de viabilidad y en plena crisis financiera. Pero la Caja Madrid hoy sostenida con miles de millones de euros un rescate no reperaba entonces en 'nimiedades'. El sumario del juez Silva figuran documentos que demuestran que algunas prácticas de riesgo por parte de la caja no se limitaron al expresidente de la patronal, sino que incluyeron al yerno de éste y al de otro peso pesado entonces del PP, el ex ministro y exsecretario general del partido Francisco Álvarez-Cascos. La causa podría ser en cualquier caso retomada por otro magistrado.

... y para los coches de lujo de su yerno
Así en el sumario figura, según recoge Elconfidencial.com, que Caja Madrid concedió créditos millonarios a sociedades de Higinio Aldaz González-Mayo y Joaquín Valcarce Lledó, yernos de Díaz Ferrán y de Cascos respectivamente, en condiciones preferentes y sin los avales necesarios. Y el fin de esos créditos millonarios no sería otro que la adquisición de bienes de lujo, según una denuncia de la organización que dio pie al caso, Manos Limpias. El propio Díaz Ferrán habría presionado desde su puesto en el Consejo de Administración para la concesión de esos créditos ventajosos, que acabaron utilizados en financiar la compra de al menos un Ferrari, un Lamborghini, un Rolls Royce, unas oficinas en la calle de Serrano y dos yates.

Según las fuentes consultadas por el diario digital, los préstamos se habrían autorizado sin exigir los avales necesarios y con tipos de interés excepcionalmente bajos cuando la crisis financiera ya había restringido el acceso al crédito incluso para los propios bancos. Pero sí hubo dinero para que el yerno de Díaz Ferrán se financiara el capricho de un Ferrari de edición limitada, el 612 Scaglietti Sessanta, que valía unos 400.000 euros. Los Rolls Royce y el Lamborghini también los obtuvo el yerno del expresidente de la patronal gracias al crédito de la entidad en la que era consejero su suegro.

También daba para yates
Pero no se quedaron ahí los dos yernos, que compartían un negocio náutico en Madrid a través de una concesión. Como el contrato les obligaba a vender como mínimo una embarcación al año y no hicieron ninguna, ellos mismos compraron dos yates valorados cada uno en un millón de euros. La financiación la ponía Caja Madrid, que también dio para un leasing inmobiliario en la calle de Serrano por un importe próximo a los 1,2 millones de euros. Pretendían dar un pelotazo inmobiliario pero no les salió la jugada.

Los hijos, también tenían acceso a la lluvia crediticia
El informe pericial encargado pel juez Elpidio Silva a la consultora KPMG sobre el crédito de 26,6 millones de euros concedido por Caja Madrid al expresidente del Grupo Marsans alertad de otros préstamos similares desde la entidad a los hijos del directivo, y presentan varias irregularidades. Así, su hijo Gerardo contaba con créditos por valor de 5,62 millones de euros y su hija Marta 3,2 millones. Financiación obtenida con avales que no cubrían ni el 20% de las cantidades concedidas. Todos ellos créditos que están en estos momentos muy lejos de devolverse.