El ex presidente de la antigua Caja Madrid, Miguel Blesa, está intentando reunir los 2,5 millones de euros que le exige el juez como fianza para no pasar ni un día más en la cárcel. Su ingreso en  Soto del real, esposado y en un furgón de la Guardia Civil, ha sido un durísimo mazazo personal, una auténtica humillación. Es la caída del Olimpo al infierno del que fuera el todopoderoso amigo de Aznar y que ahora comparte cárcel con otro empresario del PP, el ex presidente de la patronal Gerardo Díaz Ferrán.

Operaciones disparatadas
El hombre impecablemente elegante desde su imponente despacho de una de las Torres Kio de Madrid, inició una deriva profesional que acabó con la caja en bancarrota. Quiebra que aceleró y agravó otro amigo de Aznar y otro exponente del 'milagro' económico: Rodrigo Rato (imputado por la salida a Bolsa de Bankia). Siendo presidente de Caja Madrid seguía las instrucciones del PP en política empresarial, y en la recta final de su mandato tomó decisiones absolutamente disparatadas. Entre ellas el crédito fallido de mil millones de euros a la inmobiliaria Martinsa (ahora quebrada) en pleno estallido de la burbuja inmobiliaria, pagar 1.134 millones de dólares por el Banco de Florida cuando ya habían estallado las subprime en estados Unidos, pagar 815 millones de euros a Repsol por la torre más alta de Madrid o pagar 15 millones de euros al arquitecto favorito del PP, Calatrava, por un obelisco dorado instalado en la Plaza de Castilla.

Días de vino y rosas
En plena borrachera nacional de especulación y ladrillo, Blesa sufrió también una transformación personal. Siempre fue amante del lujo y -como otros en el PP- inició su propia colección privada de arte. Además del City National Bank of Florida, Caja Madrid compró una suntuosa mansión en Miami, con muelle de barcos propio, para alojamiento de los directivos de la caja cuando se desplazaban a esa ciudad.  La mansión, situada en Cayo Vizcaíno, se compró en 2.006 y Caja Madrid pagó por ella 10,5 millones de dólares, 2,5 millones más de lo que valía según los expertos. Ni que decir tiene que Blesa fue el que más la utilizó. Otra compra: un espectacular BMW blindado que costó a Caja Madrid 510.000 euros.

Y como ahora da la impresión de que la crisis masculina de los 40 se ha retrasado a los cincuenta, se divorció de su mujer de toda la vida para oficializar su relación con una joven empleada de Caja Madrid, Gema Gámez Pérez, que actualmente tiene 39 años, 26 menos que Blesa. Tenían previsto casarse el próximo 8 de junio en la finca 'Las Jarillas', situada en la carretera de Madrid a Colmenar Viejo. Está por ver si la decisión del titular del juzgado de Instrucción número 9 de Madrid, Elpidio José Silva, les permite mantener los planes de boda.