Fotografía facilitada por el Ayuntamiento de Madrid de la alcaldesa, Ana Botella. EFE/Archivo



Un año y cuatro meses después de que Ana Botella heredara la alcaldía de Madrid de Alberto Ruiz-Gallardón, que la dejó para cumplir su sueño de ser ministro aunque hubiera preferido ser ministro de Fomento que de Justicia, la alcaldesa ha tenido que afrontar su quinta remodelación en su equipo de gobierno. En cualquier institución democrática del mundo eso equivaldría a estar en crisis permanente. Bien es cierto que esta quinta remodelación no es responsabilidad directa de Botella, sino de una herencia que le dejó Gallardón, que se dedicó a nombrar concejales a personas que no habían sido elegidas por los ciudadanos.

Ejecución de sentencia
Fernando Villalonga era  responsable del área de gobierno de Las Artes, Deportes y Turismo, y Juan Antonio Gómez Angulo era el delegado de Medio Ambiente y Movilidad sin que hubieran ido en las listas del PP, y por tanto sin que les hubieran votado los ciudadanos. El Tribunal Constitucional ha sentenciado que solo pueden ser concejales aquellas personas que hayan sido votadas por las elecciones, así que Ana Botella ha presidido esta mañana una junta de gobierno municipal extraordinaria en la que ha destituido a ambos delegados de área nombrados en su día por Gallardón, por Pedro Corral y Diego Sanjuanbenito, que sí iban en las listas del PP.

Diego Sanjuanbenito, actual concejal de medioambiente y movilidad es además el delegado de la relaciones institucionales y la persona de más confianza de Ana Botella.

Un ministro de Justicia enmendado por el Constitucional
No es una broma que el actual ministro de Justicia haya tenido que ser enmendado por el más alto tribunal del país, el Constitucional, por algo tan serio como no cumplir la Ley electoral. Gallardón siendo alcalde de Madrid se inventó una triquiñuela para saltarse la Ley, una Ley esencial en Democracia, la que regula el voto de los ciudadanos y a representación popular.
Todo comenzó en 2.003, cuando siendo presidente Aznar decide que Gallardón deje la presidencia de la Comunidad de Madrid para ser candidato a la alcaldía de la capital ante la subida del PSOE que pronosticaban las encuestas. Gallardón pidió a cambio que se hiciera una Ley de Grandes ciudades en la que se colaba la triquiñuela: permitir a los alcaldes de grandes ciudades nombrar concejales-delegados que no iban en las listas. ¿Por qué pidió esto Gallardón a Aznar? porque Gallardón sabía que no iba a poder hacer la lista del PP al Ayuntamiento, sólo se le permitiría poner a su número dos (Manuel Cobo), los demás los pondría la dirección del PP, y Gallardón quería garantizarse un equipo real paralelo. El Tribunal Constitucional ha puesto las cosas en su sitio: solo pueden ser concejales las personas votadas por los electores.