Quién le iba a decir a la estirpe de Montoro que un troyano se halla inmerso en el seno de su partido. Desde que Pedro J. publicó las vergüenzas del PP – afirmaba “el patillas” de Aurelio – la derecha de este país ha escrito su lápida en los estercoleros del poder. Al final, el partido del actor – se refiere a Cantó – y la casa de los pobres – se refiere al partido de Lara – serán quienes tendrán las llaves de nuestra Italia particular. Gracias a la corrupción de los genoveses y los pétalos marchitados de la rosa, el pluralismo político vence, de una vez por todas, al bipartidismo retrógrado de los tiempos de Castillo.
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