El Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, clamaba hace un año contra los ayuntamientos y Comunidades Autónomas que no pagaban a sus proveedores y llevaban a pequeñas empresas y autónomos a la ruina. Para acabar con esta situación aprobó una línea de crédito con el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y varias entidades financieras, por un montante de 30.000 millones de euros destinado a pagar las deudas a los proveedores. Pero los impagos han vuelto a salir a la luz y alcanzaba los 1.500 millones de euros hasta diciembre pasado.

Madrid, el Ayuntamiento más endeudado de Europa
El Ayuntamiento de Madrid es el más endeudado de toda Europa con más 7.000 millones de euros. Ostenta un triste récord europeo y sólo el Ayuntamiento de Madrid tiene la mitad de la deuda de todos los ayuntamientos españoles. Es cierto que esa deuda no la generó la actual alcaldesa, Ana Botella, sino su predecesor, Alberto Ruiz-Gallardón, ejemplo perfecto de la ‘brillante gestión’ económica del PP: obras faraónica con deudas multimillonarias que han arruinado al Ayuntamiento para los próximos 20 años. Aquí la herencia recibida por el PP es del PP, aunque Ana Botella tuvo la desfachatez de culpar a Zapatero. Hace más de 20 años que el PP gobierna en el Ayuntamiento de la capital.

Botella debe 500 millones de euros
La actual alcaldesa es incapaz de poner las cuentas al día. A pesar del ‘plan Montoro’, el ayuntamiento de Madrid no paga a proveedores desde el pasado verano. Empresas contratadas para los servicios de limpieza, jardinería, recogida de basuras o mantenimiento inmobiliario acumulan facturas sin cobrar, con el consiguiente riesgo para la permanencia de los puestos de trabajo.

Los 500 millones de euros que adeuda suponen un tercio de todo lo que deben todos los ayuntamientos de España. La ruina en la que Gallardón, actual ministro de Justicia, dejó en el ayuntamiento, ha obligado a Ana Botella a sacar a concurso la adjudicación de varios servicios con importantes rebajas, hasta el punto de que cuatro concursos han quedado desiertos porque las empresas aseguran que perderían dinero de haberse quedado con ellos.