El reconocimiento de Palestina como Estado Observador en la ONU implica un reconocimiento político del Estado Palestino. La Unión Europea ha sido incapaz de adoptar una postura común y hasta dentro del Gobierno de Rajoy es un asunto que divide, y divide tanto que el ministro de Exteriores pidió ayer que Palestina aplazara su petición. Obviamente, Palestina no lo hará. Ya lleva demasiado tiempo esperando. El caso es que a 48 horas de la votación no se sabe cual es la posición de España en un asunto crucial.

Parece increíble, pero a 48 horas de una votación sobre un asunto que mantiene en vilo a todo el planeta desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial como es el conflicto entre Israel y Palestina, el Gobierno de España no tiene claro que votará en la ONU. Pero ¿no era éste el Gobierno de las ideas claras y decisiones contundentes? El lío interno en el Gobierno y en el PP ha llevado al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, ha realizar una propuesta desesperada: que Palestina aplace su petición de ser Estado observador en la ONU. Es decir, como él no puede arreglar su lío interno, ¡quiere que Palestina aplace su petición! Realmente es una idea desesperada.

Aznar y FAES en contra
El Partido Popular tiene una larga tradición anti Palestina y pro israelí. Bajo el mandato de Aznar, España tuvo una postura absolutamente beligerante y el Gobierno del PP se alineó con la derecha más radical israelí, hasta el punto de considerar a todos los palestinos terroristas. Los viajes de Aznar como presidente en ejercicio a Israel fueron numerosos, pero aún más cuando dejó La Moncloa. Desde FAES, Aznar mantiene engrasada la máquina anti-Palestina y en numerosas ocasiones se han publicado informaciones que relacionan al ex presidente con presuntos negocios e inversiones en Israel.

Exteriores se inclina al sí
Desde que Rajoy defendiera la Alianza de Civilizaciones de Zapatero en la ONU, algunos en el PP andan perplejos. Los conservadores y su prensa oficial (ABC, La Razón, La Gaceta, El Mundo y su TDT partys) ridiculizaron la Alianza de Civilizaciones cuando la creó Zapatero. Han callado cuando Rajoy se la apropió.

Y de acuerdo con ese discurso al ministro de Exteriores no le disgustaría que España votara sí al estatuto de Estado observador, entre otras cosas porque con Obama en la Casa Blanca y Hillary Clinton como secretaria de Estado, se impone la idea de que para acabar con la guerra sin fin en Oriente Próximo sería necesario el reconocimiento de los dos Estados, Israel y Palestina, y que ambos se reconocieran entre sí.

Un lío para Rajoy
Para el presidente del Gobierno casi todo es un lío, y éste especialmente desagradable, porque el presidente de Israel le ha llamdo varias veces por teléfono mientras los palestinos no pasan la barrera de la vicepresidenta.

Pero hay algo muy importante detrás: con la creación de la Alianza de Civilizaciones, Zapatero diseñó una estrategia que convirtió de nuevo a España en un referente y en un país amigo en los países árabes (que son muchos, muy importantes, muy poderosos y algunos muy ricos). Margallo sabe que si el Gobierno del PP cierra filas con Israel eso supondrá problemas  con el resto de países árabes.

Con todo esto, según ha podido saber ELPLURAL.COM, Rajoy se decanta -como siempre cuando tiene un 'lío'- por la abstención, por no mojarse ni pronunciarse. Pretende con la abstención que no se enfaden ni palestinos ni israelíes. El problema es que cuando un Gobierno de un país como España se abstiene en un asunto tan relevante, acaba por convertirse en irrelevante.