Entre unos y otros van a dejar el país de allí y la nación de acá más ‘pelao’ que un erial.

Deriva nacionalista
Parece claro que la negativa cerrazón del Gobierno a encontrar un sistema de financiación para aquel territorio que se compadezca con lo que aporta ha terminado finalmente por abrir la caja de Pandora y distraer la atención del principal problema que tiene España: el paro y sus consecuencias terribles para una sociedad en llamas.

Si el órdago lanzado al Estado no les sale bien desde las Ramblas al Monstseny se va a repetir la famosa frase ¡vae victis! más que el himno de Els segadors.

Las cosas de Wert
Ya he explicado en otras ocasiones en este mismo ‘papel digital’ que el nombramiento de José Ignacio Wert como ministro de Educación, Cultura y Deporte se debió a Pedro Arriola, amigo personal y colega del susodicho. Lo puso Rajoy precisamente para hacer lo que ahora ha perpetrado en sede parlamentario.

Wert siempre fue un impertinente y un tocapelotas. Podría haber dicho lo mismo sin provocar un incendio que aleja, aún más, a una parte de la sociedad catalana del resto de España.

El señor Rajoy sabrá! Pero esto pinta mal.

El papel del PSOE
El debate interno feroz –por el humo que sale-que se está produciendo en el PSC resulta letal para los intereses del principal bastión del ‘chaconismo’ que aspira con toda justeza a ocupar el lugar que ahora tienen en Ferraz los ‘rubalcabistas’. Pero Alfredo Pérez Rubalcaba tampoco es algo que recibir con palmas.

En un proceso con tanto emponzoñamiento como el que acompaña a un proceso secesionista nunca hay lugar para la letra pequeña y sí para los trazos gruesos.

Y lo que parece es que el Partido Popular es la única fuerza nacional que aparece en el panorama español.

La mezcla de todo lo que está ocurriendo en la tierra de Aribau sustancia un cóctel explosivo que puede devenir en tragedia.

¡Lo que nos faltaba! Y de “espuma”, nada, Alteza.

Graciano Palomo es periodista y escritor, director de FUNDALIA y editor de IBERCAMPUS