No deja de ser una demostración de que las batallas también se libran en Internet, y que los ejércitos actuales y los soldados que los componen todavía no están lo suficientemente preparados para luchar en ese frente. Quizás sea más simple que todo eso, y la tensión acumulada por vivir en un estado de guerra permanente, con la posibilidad de morir asesinado cualquier día, encuentre salida a través de las redes sociales para dar un momento de tregua al combatiente. Es precisamente esa brecha la que aprovecha un enemigo invisible para lograr la información que puede marcar la diferencia. El factor humano es inevitable, por mucho que se disfrace la guerra como un despliegue impresionante de la última tecnología, con aviones sin tripulación incluidos. Al final, son jóvenes hombres y mujeres los que patrullan por carreteras sin asfaltar a miles de kilómetros de sus casas, y la Red se convierte en una manera de acercar a los seres queridos o buscar consuelo en una extraña. Una combinación que resulta difícil hacer compatible con la seguridad extrema que deben mantener aquellos que cada día se exponen para que los demás sigamos disfrutando de esta extraña sensación de libertad.
Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
En Twitter @ionantolin