Fidel no apareció el día de su cumpleaños, y ya son varios meses sin verlo por televisión. Es cierto que no se prodiga en estas fechas desde que su hermano Raúl se hizo cargo de la nave, pero los rumores que alimentan sus ausencias se convierten en aire de esperanza para un pueblo cansado. Quizás Fidel no salga para no escuchar a lo lejos los ecos de la música de los Village People que suenan en la fiesta del Tropicana con todo lujo de decibelios, o no le guste lo más mínimo que, para sobrevivir, su estado socialista de la República de Cuba se encamine hacia el modelo de república turística. Seguro que en alguna de sus próximas reflexiones encontrará el método para justificar la presencia de las barras y estrellas junto a los mejores cubalibres del mundo, ligando una mezcla en la que lo único que no tiene sentido es la ausencia de libertades que sufren los cubanos.
Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
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