Con estos precedentes es lógico entender que haya causado una gran convulsión la revelación de que en este palacio, uno de los proyectos más importantes en la historia cultural de la ciudad, y el que ya se llevan invertidos más de 35 millones de euros, se estén celebrando fiestas privadas y particulares con el desconocimiento o autorización de las autoridades que deben tutelar su seguridad, a saber Gobierno central y policía. De momento todo indica según determinadas fuentes que dichos eventos lúdicos podrían haber sido protagonizados por empresas constructoras implicadas en las obras del edificio. Las mismas fuentes nos indican que además de estas fiestas conocidas podrían haber sido más las que se hayan organizado sin conocer sus organizadores.

Denuncia socialista
Ante este posible escándalo los socialistas han reaccionado rápidamente por boca de su secretario provincial y diputado nacional, Miguel Ángel Heredia. El líder socialista ha denunciado hoy la celebración de estas fiestas privadas en el Palacio de la Aduana, recalcando su carácter público y subrayando la importante inversión pública realizada para que sea la sede del futuro Museo de Málaga.

Preguntará a Wert quién las ha autorizado
Heredia ha anunciado que preguntará en el Congreso de los Diputados al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, por estas fiestas "puesto que hasta que no culminen las obras y se recepcione el edifico por parte de la Junta de Andalucía, todo lo que ocurra en su interior es responsabilidad del Gobierno". "Vamos a preguntar al ministro si tiene conocimiento de que se están celebrando estas fiestas y, lo que nos parece más importante, quién las ha autorizado", ha dicho Heredia, al tiempo que se ha preguntado si el subdelegado del Gobierno en Málaga y los responsables de la Policía Nacional estaban al tanto de estos festejos. Y es que las dudas de Heredia se justifican porque la dimensión y ubicación del Palacio, junto al Ayuntamiento, en zonas de alta vigilancia y muy céntricas, hacen muy difícil entender como estas fiestas no han podido ser detectadas así como informar por parte de la Policía a la Subdelegación de Gobierno.

35 millones de inversión
"Nos parece muy grave que en un edificio que es patrimonio de todos los malagueños, que continua en obras y en el que se han invertido cerca de 35 millones de euros de dinero público se permitan este tipo de actos", ha lamentado. "Por motivos de seguridad, preservación del patrimonio y conservación de lo que nos ha costado tanto tiempo conseguir, nos parece un disparate", ha agregado.

Dislate del PP con el Palacio
"La historia del PP con el Palacio de la Aduana es la historia de un gran dislate. Desde el no de Rajoy a que este edifico acogiera el Museo de Málaga, la ocurrencia del Prado que solo fue humo, el retraso de las obras y ahora este nuevo episodio, lo que queda claro es que el Partido Popular y al Gobierno de Rajoy no tienen el más mínimo interés en el mayor museo estatal de Andalucía", ha concluido Heredia.

Incidente en campaña con Trinidad Jiménez
Conviene recordar ahora que en la  pasada campaña electoral, la diputada Trinidad Jiménez visitó las obras dentro de una serie de acciones realizadas por la asociación "Aduana para Málaga". Tras su visita para conocer el estado de las obras, la ex ministra fue prácticamente acribillada por la críticas del PP malagueño advirtiendo de que era un edificio público en obras. Resulta curioso que ahora sean individuos particulares los que no solo realicen visita sino que celebren fiestas con farolillos y música en su interior y el Partido Popular de Málaga a través del Ayuntamiento de la capital o la propia Subdelegación de Gobierno, ni siquiera se haya enterado del "affaire". O si lo sabía, ha callado que resultaría peor. Además el PP se opuso a las visitas públicas que organizó esta asociación alegando que no era seguro que se visitara un espacio sin haber concluido las obras.

De Aznar a Rajoy pasando por Zapatero
También resulta curioso rememorar como especialmente contrario a la creación del Museo en La Aduana fue el actual presidente de Gobierno Mariano Rajoy, que entonces era el ministro de Administraciones Públicas, y por tanto el máximo responsable de ceder el edificio. Esta actitud se contrapone con la del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que en un acuerdo con la Junta de Andalucía cedió a través de varias permutas La Aduana a Málaga.