Bankia había triplicado su valor bursátil en una semana y aunque sus acciones todavía valían un tercio del precio con el que fueron vendidas en su salida a Bolsa, la subida en vertical de su cotización se había convertido en un hervidero de rumores. El más extendido era que como consecuencia de la prohibición por parte de la CNMV de apostar a la baja en la Bolsa española (adoptada el pasado 23 de julio), las acciones del banco nacionalizado se habían disparado. Pero eso solo no explicaba los movimientos al alza.

Jugar a corto
Los movimientos a corto, que es lo que ha prohibido la CNMV, consisten en invertir con acciones prestadas (no compradas en firme) que después tienen que ser devueltas (esta vez sí en firme) a un precio pactado. Si se juega a la baja, se pacta un precio con el que en el momento de comprar físicamente las acciones para devolverlas estén más baratas de cómo se van a cobrar. Cuanto más bajen, más se gana en la operación. Esto tiene un inconveniente. Si se rompe la racha de caída por una información o por una prohibición, quienes han invertido de esta manera tienen que comprar acciones cuanto antes, a ser posible antes de que empiecen a subir mucho, para perder lo menos posible por la diferencia entre el precio pactado de devolución (siempre bajo) y el de compra.

Había algo más
Esto provoca en ocasiones que cuando los inversores que juegan a la baja (especuladores) se ven pillados, quieren salir cuanto antes, compran cantidades muy grandes de acciones en muy poco tiempo y provocan subidas poco habituales de las empresas en las que especulaban. Pero esto ocurre un día, generalmente ni siquiera una sesión bursátil completa, y sin embargo Bankia subía y subía sin control. ¿Quién estaba detrás? Según confirman a ELPLURAL.COM fuentes financieras, inversores que en su día metieron mucho dinero en la salida a Bolsa de Bankia intentaban estos días de atrás alimentar una subida del precio de los títulos en forma de espiral, de manera que un día compraban a un precio y al día siguiente vendían un 10% o un 20% por encima apoyados en el afán de algunos pequeños ahorradores por entrar en el juego de unas ganancias inciertas.

Ojo, hay peligro
Toda esta operativa, que es común en muchas empresas cotizadas en Bolsa, se estaba produciendo sin embargo en un banco nacionalizado, que además está en pérdidas (el agujero reconocido hasta ahora de 2011 supera los 3.000 millones de euros) y que debe atenerse a los principios marcados por la Unión Europea para el rescate de los bancos españoles con dificultades para cubrir los niveles internacionales de solvencia. Ni el Ministerio de Economía ni la CNMV (órgano este último creado teóricamente para proteger a los pequeños accionistas) habían dicho una sola palabra. Tuvo que ser el propio FROB, en cuyo consejo están el Banco de España y el Ministerio de Economía, quien como accionista mayoritario de Bankia dijera la noche del jueves, en un comunicado remitido a la propia CNMV (ya tiene su gracia) que jugarse el dinero en la subida de las acciones de este banco nacionalizado tiene sus peligros.

Se remiten a un resumen
Pero el comunicado también era farragoso. Textualmente decía que “según señala el memorando (acuerdo de España con la UE), los accionistas deberán participar en la cobertura del coste de los procesos de saneamiento”. Para ello, la nota del FROB remitida a la CNMV, que puede ser consultada por cualquier accionista, remite a una página web del Ministerio de Economía en la que aparece un resumen del famoso memorando, pero sin muchas precisiones. Habla de los riesgos de los propietarios de bonos convertibles o participaciones preferentes, pero no de los accionistas directos, en cuyo grupo se integran, por ejemplo, muchos empleados de Bankia y miles de clientes que compraron acciones en la salida a Bolsa de la entidad.

El original es más explícito
Pero los papeles existen y están firmados. Según la traducción oficial consignada con el número 210/12 CON, en papel timbrado del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación (Oficina de Interpretación de Lenguas), lo que dice el memorado es que para los bancos que precisen ayudas “se adoptarán medidas a fin de aligerar la carga para el contribuyente de la reestructuración bancaria. Tras asignar pérdidas a los accionistas, las autoridades españolas exigirán la aplicación de medidas para repartir la carga entre los titulares de capital híbrido y los de deuda subordinada de los bancos que reciban ayuda pública, mediante la introducción de ejercicios voluntarios y, en su caso, obligatorios de responsabilidad subordinada. Los bancos que no precisen ayuda estatal estarán exentos de cualquier ejercicio obligatorio de esta naturaleza. El Banco de España, en coordinación con la Comisión Europea y con la ABE, supervisarán todas las operaciones de conversión de instrumentos híbridos y subordinados en deuda preferente o en recursos propios”.

Los accionistas, por primeros en perder
Todo esto quiere decir que los primeros que perderán serán los accionistas. Que cuando terminen las auditorías que se llevan a cabo en Bankia teledirigidas por la UE, puede llegarse al extremo de cargar todas las pérdidas descubiertas contra los recursos propios del banco, con lo que sus acciones dejarían de tener valor y sería el FROB, con dinero del Fondo de Rescate Europeo, quien volvería a recomponer el capital de la entidad con una inyección de euros contantes y sonantes. Esta es la peor de las situaciones posibles, pero puede suceder y el Ministerio de Economía y la CNMV lo saben, aunque han dejado que sea el FROB quien pinche el globo.