Fue en la última Junta Directiva Nacional antes de aquellas elecciones, cuando un Rajoy en sus horas bajas peleaba por no perder el puesto que añoraba arrebatarle el ala contraria a su gestión dentro del partido, y especialmente, contra la ambición política de Esperanza Aguirre.

Desunión en el partido
Eran tiempos, además, de la batalla campal que mantenían dos importantes cargos del PP: Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, hoy premiado con la cartera de Justicia. En su discurso, Rajoy puso de ejemplo de buena gestión económica a la propia Aguirre y a Camps.

Su apoyo a Camps
El ahora presidente dejaba clara su cercanía con Camps, uno de los políticos destacados del partido que le apoyó en aquellas duras fechas para el líder popular y por quien se mojó después durante los años posteriores cuando la maraña Gürtel envolvía al dirigente valenciano. Todos recordamos aquello de: “Siempre estaré detrás de ti, o al lado…”.

La quiebra de la Comunidad Valenciana
Pues bien, Camps ha tenido que dimitir por su implicación en la trama Gürtel; ha salido a flote, ya sin subterfugios, la difícil situación que ha dejado más de una década de gestión del PP en la Comunidad Valenciana, caracterizada por el control absoluto de las cajas valencianas (ahora intervenidas por el Estado), el derroche, los macroproyectos inviables, pero pagados con dinero de la Generalitat, la opacidad sobre las cuentas públicas y cualquier asunto que afectara al Gobierno de Camps.

La promesa cumplida
Este viernes, su sucesor, Alberto Fabra, se vio obligado a pedir el rescate al Gobierno central, ahogado por las deudas que no puede pagar. Y también este viernes, la prima de riesgo de España cruzó la frontera inadmisible de los 600 puntos básicos, mientras la credibilidad del Gobierno del PP sigue cayendo en picado ante Europa y ante los inversores internacionales. La idea de una intervención total al país danza en el aire. Ya pocos creen que este Gobierno pueda sacar a España del bache económico y del paro. En 2008, Rajoy prometió ser como Francisco Camps y, al menos, esto, va en camino de cumplirlo.