"No sentimos odio"
“No tengo odio. Al igual que otras víctimas no sentimos odio” comenta pensando muy bien lo que dice. “Lo que quiero es que esto acabe y que nunca más nadie padezca lo que he padecido yo” afirma contundente. Roberto Manrique todavía se despierta muchos días con las imágenes del atentado que se produjo el 19 de junio de 1987. Durante estos años, ha hablado con muchas víctimas y ha dirigido una asociación de víctimas del terrorismo. “Algunas de estas asociaciones hablan y hablan sin contar con las víctimas. Ahora dicen que no quieren que se acerquen presos porque es ilegal. Esto es mentira. Ellos pueden estar en contra pero acercar presos está dentro de la ley”. E insiste “yo quiero que esto acabe, que nadie sufra lo que hemos sufrido mi familia y yo. Y si se hace dentro de la ley, mejor”.
La primera pregunta
El encuentro se producirá en breve. Manrique quiere saber. Dice que no le saludará, que no quiere contacto físico. Que primero quiere escuchar lo que tenga que decir su verdugo. Su primera pregunta será “por qué un gallego, un palentino y una navarra ponen una bomba en Cataluña siguiendo las órdenes de un vasco que vive en Francia”. Eso le corroe. No lo entiende. Ahora tiene la oportunidad de saber las razones y espera el perdón. “En la carta sólo se reconoce el dolor causado pero no habla de perdón. Esperaré a oírlo para saber que sensaciones tengo”. Afirma que “no le preguntaré por sus razones. Esas ya lo sé. Las dijeron en el juicio. Dijeron entonces que en todo conflicto hay víctimas militares y civiles”. Espera que esto haya cambiado porque Rafael Caride es un etarra partidario de la Vía Nanclares. Hace unos días Caride, junto a Urrusulo, criticó con dureza la manipulación de los presos “por los comisarios políticos que trabajan en despachos sin cerrojos”.
Con la mochila preparada
Manrique de momento espera con la mochila preparada. El Ministerio del Interior, a pesar del ruido mediático de algunas asociaciones de víctimas, “me ha dado una oportunidad que pienso aprovechar porque es absolutamente legal. Quiero que esto acabe”. Este es su mantra. Un mantra compartido por más de una víctima.