No ha servido de nada. Las declaraciones públicas de la canciller alemana, Ángela Merkel, mostrando su confianza en España y en las reformas de Rajoy no han calmado los mercados. Tampoco ha servido de nada el viaje de la Vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría a la capital norteamerica ni las declaraciones de la directora general del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, desmientiendo que el FMI estuviera elaborando ya un plan para conceder un crédito extraordinario a España, es decir, para rescatar al país.

En caída libre
Todo parecía indicar que la presión sobre España se iba a relajar un poco cuando ayer por la tarde la prima de riesgo cerraba por debajo de los 540 puntos básicos, sin embargo fue un espejismo y esta mañana se pulverizó otro récord: el diferencial con el bono alemán llegó a rozar los 550 puntos básicos, precios que no se recuerdan ni en los últimos años de existencia de la peseta. La bolsa española subía ligeramente esta mañana pero esa subida es otro espejismo, el Ibex 35 ha perdido los 6.100 puntos, la peor pesadilla a la que se pueden enfrentar las empresas españolas que cotizan en bolsa. Nadie se atreve a aventurar en que acabará esto porque hace tan solo dos meses se situaba la barrera sicológica del desastre en los 6.800 puntos. Hoy esa barrera sería un bálsamo. Y a todo esto hay que unir la fuga de capitales de España. En el primer trismestre de este año inversores y particulares han sacado de España casi 100.000 millones de euros. No es una fuga, es una estampida.

A la espera de que Rajoy reaccione
El mensaje de Europa y de inversores es claro: el Gobierno de España tiene que hacer algo y tiene que hacerlo ya. Bruselas sentenció el pasado miércoles que el Plan Nacional de Reformas de Rajoy no sirve y que solo dará un año más de margen para cumplir el objetivo de déficit si corrige el rumbo.

Pero lo realmente duro llegó del presidente del Banco Central Europeo. No se recuerda semejante rapapolvo público del BCE a un gobierno en la reciente historia de la Unión Europea. Mario Draghi le vino a decir al Gobierno que el BCE  no pondrá ni un euro más en deuda española porque es un alivio momentáneo que además está siendo utilizado por el Gobierno de Rajoy para no hacer lo que debe. Que en una crisis de este calibre, con España al borde de la intervención, el presidente del BCE acuse al Presidente del Gobierno de España de "inacción" es muy grave. Y que sea grave para Rajoy es lo de menos, lo importante es que es muy grave para todos los españoles.