Que la derecha quiere hacer dinero fácil, rápido y a costa de lo que sea, es lo propio del capitalismo, aunque en ese “a costa de lo que sea” vaya el futuro de la humanidad; que la izquierda no entienda que la política, si la entendemos como destinada a mejorar la vida de las personas, tiene que tener en cuenta la ecología y el futuro del planeta, podría parecer obvio pero no lo es tanto. Por ahora, la ecología sigue siendo algo que los partidos de izquierdas se ponen o quitan según torpes cálculos electorales. Por ahora ni PSOE ni IU están dispuestos a mantener o impulsar políticas ecológicamente responsables y a hacer pedagogía acerca de la necesidad de las mismas. ¿Cuánto ha tardado el PSOE, que hace dos días se manifestaba en contra de la destrucción del litoral en participar en ella? ¿Y qué hace al respecto IU en aquellos lugares donde gobierna o donde su voto puede hacer cambiar estas políticas? El PSOE lleva años con una errática política ecológica que ha ido desde la buena gestión de Cristina Narbona, cesada en cuanto la crisis comenzó a enseñar sus fauces y en cuanto se vio que ella era la única del gabinete que se tomaba en serio el ecologismo, hasta la vuelta al ladrillo actual.

La llamada crisis no es otra cosa que el verdadero rostro del actual modelo económico. Y desde que lo vimos se ha dicho por activa y por pasiva que estamos pagando un modelo insostenible económica y socialmente y que hemos llevado al paroxismo. Dicho esto, nadie parece estar dispuesto a enmendarse. La derecha porque es su modelo, y los demás porque siguen mirando al cortísimo plazo. Incluso partidos anticapitalistas se detienen ante las exigencias ecologistas, sin darse cuenta de que el problema no es sólo el del reparto de la riqueza, sino que es también la manera en que se produce dicha riqueza; porque si no tenemos esto en cuenta es como si estuviéramos firmando un crédito hipotecario de altísimo interés, que nos puede permitir elevar nuestro nivel de consumo ahora, pero que vendrá a cobrarse mañana. Las hipotecas pueden no ser sólo monetarias y constituir deudas personales, sino que hay hipotecas medioambientales que tendremos que pagar todos tarde o temprano.

Ahora parece que PP, PSOE e incluso IU se unen para olvidarse de sus promesas sobre cambiar el modelo productivo y el modelo de crecimiento. Con los votos favorables del PSOE, PP y Partido Andalucista, el ayuntamiento de Tarifa acaba de aprobar la construcción de 1400 plazas hoteleras y 324 viviendas en la zona de Valdevaqueros, una playa virgen con un sistema dunar intacto. El hotel del Algarrobico, símbolo de la destrucción deL litoral parece que puede ponerse en funcionamiento como piden 14 ayuntamientos de la zona (tanto del PP como del PSOE). Aun siendo grave la construcción de este hotel, en el mismo Parque natural del Cabo de Gata hay otros 50 Algarrobicos listos para ser aprobados por la Junta de Andalucía. Tan sólo las denuncias de los ecologistas han logrado paralizar parcial o temporalmente algunos de estos proyectos. Los poderes públicos apenas acatan las sentencias de los tribunales y se saltan olímpicamente las directrices de la UE.

De la misma manera que las feministas denunciamos que salir de la crisis a costa de los derechos de las mujeres es equivalente a no salir, los y las ecologistas denunciamos los intentos de paliar momentáneamente algunos de los efectos de la crisis a costa de hipotecar el futuro de todos y todas. El ecologismo no es un lujo para momentos de bonanza; el ecologismo político es una necesidad imperiosa que plantea otro modelo económico integral, otro modelo social, otra manera de entender la vida, la economía, la justicia y el desarrollo. O la izquierda asume de una vez el ecologismo político o estará caminando por la misma senda que la derecha: el corto plazo y la hipoteca futura que habrá que pagar tarde o temprano y que pagarán los más débiles, como siempre.

Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)
http://beatrizgimeno.es