Posteriormente se demostró la aquiescencia de Rajoy con el jefe de la trama cuando fue avisado de un pelotazo de dimensiones bíblicas en Arganda y el indigno Mariano miro para otro lado. Cuando el pelotazo se llevo a cabo no sabemos la actitud de nuestro presidente, a lo mejor salió beneficiado de alguna manera o a lo mejor se contentó con el viaje a Canarias todo incluido pagado por Correa, su amigo infatigable en tantas campañas electorales que compartieron.
A lo mejor Mariano se plegó a los deseos de algún protector áureo de este Correa, hoy encarcelado y viajando por toda la geografía española declarando de tribunal en tribunal. Desde luego Mariano copia todas las malas artes de su antecesor. Leo con desconcierto cómo gente de fuera del gabinete actual tiene más poder que cualquier ministro. En su día declaré que Correa era, por presencia, por poder, porque así lo quería José María Aznar, (ese enanito gruñón de Murdoch para los países sureños), el número seis o siete con más poder en su gobierno, por ende en España. Hacía y deshacía con los cargos electos. Tanto senadores, como diputados se apartaban a su paso y casi asomaban una reverencia ante este personaje hoy olvidado y pálido de tanta sombra como está recibiendo.
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