Desde la Sociología nos preguntamos por los factores que determinan el efecto llamada de millones de españoles a tomar las calles de sus pueblos y ciudades. Los trazos difusos que marcan los círculos del grupo son las puertas abiertas que invitan al ciudadano a pisar sus aposentos. Es precisamente esta falta de limitación de sus fronteras discursivas la que otorga la estética de poder y la imagen mediática de la noticia. En el 15-M, en palabras de un indignado de Madrid, todos tienen cabida. Somos, decía este señor de la camiseta verde, un grupo de ciudadanos desencantados con el mundo. Esta expresión "desencantados con el mundo" es la que otorga la cohesión a un cajón desastre llamado indignación.

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