Ciertamente, la situación no es fácil y en CiU  pintan bastos y al president Mas se le acumulan los problemas. No solamente se trata de cómo afrontar la negociación sobre el pacto fiscal con el presidente Rajoy, que se niega por activa o por pasiva; ni tan siquiera de cómo conseguir el apoyo del resto de los partidos catalanes para hacer un frente común con Madrid… y tampoco de cómo lidiar con la correosa líder de los populares catalanes que ha conseguido en poco más de un año hacer de gobierno a la vez que de oposición.

Malestar con Mas Colell
El propio president Mas mostró de forma evidente su malestar la pasada semana después del artículo publicado en El País por su conseller de Economía, Andreu Mas Colell, en el que solicitaba, ni más ni menos, cobrar 5 euros de estancia en los hospitales. La petición sentó como una bomba en las filas nacionalistas. Un dirigente de la coalición lo decía muy gráficamente “algunos se piensan que por ser independientes pueden decir lo que quieran. La política es colectiva, no se puede hacer al margen del partido”. Dicho de otra forma, este dirigente aireaba el malestar que existe en la sede de la calle Córcega de Barcelona, la sede de CDC, con los consellers independientes del Gobierno de Mas.

Una patada en el estómago de CiU
Desde hace tiempo, el malestar es creciente. El primer blanco de las críticas fue el conseller de Sanidad, Boi Ruiz. Su manera de hacer las cosas, anunciando, día sí y día también, recortes y más recortes provocó que se le llamara la atención por parte del partido, que ponía en valor la tarea de la consellera de Educación, Irene Rigao, que con conflictos parecidos los gestionaba de forma sustancialmente diferente. Esta comparación ha provocado que la conselleria de Sanidad mantenga un discreto silencio que sólo rompió en la reunión que mantuvo con la Ministra de Sanidad en la reunión intersectorial. A la salida, el conseller Boi Ruiz apoyó los recortes de la ministra Ana Mato pero pidió más. La petición pública del conseller sentó como una patada en el estómago en CiU.

"Una consellera no está para pensar"
La consellera de Justicia, Pilar Fernández Bozal, se metió en diferentes jardines al inicio de la legislatura. El capón que recibió no se hizo esperar sobre todo cuando dijo en una emisora de radio que “una consellera no está para pensar”. Esta metedura de pata hizo que la titular de justicia desapareciera del mapa mediático. Su última aparición ha pasado casi desapercibida. En ella, justificó la duplicidad de tasas judiciales en Catalunya, las de la Generalitat y las que tiene intención la administración central de poner en práctica. Vamos, que no veía mal que en Catalunya se pagara dos veces. Sigue sin generar entusiasmo en la sede del partido.

El conseller de Ocupación, Francesc Xavier Mena, es objeto de todo tipo de críticas, e incluso mofas, no sólo de la oposición sino también de los partidos de gobierno. Las críticas hacia su gestión no se esconden entre sus compañeros de gobierno y menos desde los dirigentes del partido. “El nombramiento de Mena ha sido un error garrafal. Estaría bien que volviera a sus clases en ESADE” apuntan dirigentes nacionalistas que ilustran sus críticas por las escasas relaciones, cuando no sencillamente malas, de la conselleria con empresarios y sindicatos.

Racanería y obcecación de Colell
El que se salvaba de la quema era el conseller Mas Colell, considerado un hombre ponderado y de reconocido prestigio. Sin embargo, en los últimos meses la contestación a sus actitudes y propuestas llegó hasta el consell de govern. Algunos consellers empiezan a “estar hartos de su racanería y de su obcecación ante los problemas”. De hecho, “los enfrentamientos en el gobierno son cada día más subidos de tono”, según cuenta un miembro del gobierno.

Supresión del impuesto de sucesiones
De hecho, el propio secretario general de CDC, Oriol Pujol, puso el sábado en duda que la supresión del impuesto de sucesiones hubiera sido una buena idea. Incluso, el nuevo y flamante secretario general de los nacionalistas catalanes, apuntó que el gobierno diera un paso a atrás y recuperara ese impuesto porque su supresión ha generado muchas críticas de la oposición y un malestar generalizado en los colectivos que están siendo objeto de recortes. El lunes, Oriol Pujol guardó silencio sobre este tema pero algunos interpretan que puede ser la puntilla. Ahora la palabra la tiene el president Mas que cada día escucha más voces críticas con algunos miembros de su gobierno de la que tampoco se escapa su portavoz, Francesc Homs.

*Toni Bolaño es periodista y analista político