Y el lector se preguntará ¿Qué tiene que ver esto con Europa? Me explicaré, llegó el apartado de la O.T.A.N. y expusimos  el pensamiento de la izquierda española DE O.T.A.N. NADA. El intérprete nos tradujo las palabras del dirigente chino. Somos partidarios que España participe en la O.T.A.N, por dos causas o motivos, siguió diciendo: primero, porque la entrada de la España democrática en la O.T.A.N. reforzará el flanco europeo ante EE.UU. y a la misma O.T.A.N. frente al Pacto de Varsovia, y segundo, porque las cosas se cambian, se modifican o se palian, desde dentro, implicándose. Los cinco nos quedamos de piedra. Ya no recuerdo, por el tiempo pasado, qué le contestamos.

Dando un salto en el tiempo, y reflexionando sobre esta crisis, que padecemos ahora, en este mundo globalizado, hoy podíamos decirle a los dirigentes chinos lo mismo que nos dijeron a nosotros, implicarse. Y tanto más, después de haber escuchado decir a un economista al que admiro, el americano Krugman, que tal vez, fuese bueno que algunos países europeos, volviesen  a su moneda de origen para poder jugar con su devaluación. Echémonos a temblar, si esto lo dice un premio nobel de economía, representante del ala más social de la economía americana, qué no dirán los Tea Party ( los ultra conservadores del Partido Republicano de los Estados Unidos). No estoy de acuerdo que una solución de este mundo convulso, sea la desaparición de la moneda europea. Esto sería, entre otras cosas, carnaza para los especuladores, afianzaríamos de nuevo de cultura de la volatilidad, cuando creo que hay que ir por el camino de la cultura de los límites. Porque el mundo necesita recrear en el siglo XXI aquel encuentro mundial de 1944, donde se viabilizó un nuevo orden económico al maltrecho mundo que había dejado la Gran Depresión del 29y la II Guerra Mundial.

Desde mi punto de vista será tan grande y tan profunda la construcción de este motor económico, de este nuevo mercado, que en la preparación de las condiciones para un Bretton Woods II, percibo medidas drásticas. Una de ellas y la más importante será un período de transición y limitación, lo que hablamos de la cultura de los límites. Con horquillas reguladoras: a los valores bursátiles y al valor de las cosas (bolsas mundiales). Mantener dentro de esa horquilla los tipos de cambios de las monedas. Frenar el movimiento de activos ajenos al sistema bancario tradicional y transparente. Homogenizar los tipos de interés de las diferentes zonas del mundo. Atemperar los ajustes para el cumplimiento de los porcentajes del déficit de los estados europeos y la posibilidad de crear en Europa un país “malo”; igual que se pretende crear uno o varios bancos “malos”. Implementar a través de lo público o privado, instrumentos y mecanismos para inyectar en Europa masas dinerarias, especialmente dedicadas a la actividad productiva (hoy el problema no es la inflación, sino la recesión y la deflación). Es decir durante varios años la economía y el mercado tendrán que estar en la U.C.I. Creo que es mejor que lo autorregulemos, que no tener que hacerlo por la fuerza de los hechos que ocurran en el mundo.

Pero volviendo al principio, algún dirigente chino, se acordará del consejo que nos dieron, ahora este humilde ciudadano, le devuelve la petición. A nosotros los europeos nos va mucho en ello: no dividirnos, no perder el euro, mantener el Estado del bienestar, las conquistas sociales y la compasión humana (aunque eliminemos el cebo de la exuberancia irracional que inundó a los estados europeos). Pero a China, la primera potencia mundial dentro de unos años, también le va mucho en el envite, seguir una vía social y distributiva para los más de 1.300 millones de chinos, porque la alianza brutalista del nuevo mercado, llegará a ellos y pervertirá y modificará las conciencias y los principios que sostienen hoy  su socialismo oriental. Un ejemplo de ello es Hong Kong, hoy territorio chino, donde el mercado dirige (consentido o no consentido por el gobierno chino), la economía de ese enclave.

Por eso,  y al contrario de lo que ocurrió en 1944, que lo encabezó EE.UU. y Gran Bretaña. Europa y China, tendrán que tomar la bandera del Bretton Woods II.

Juan Ceada es filósofo y escritor. Fue alcalde de Huelva por el PSOE entre 1988 y 1995