Un motivo más, en cualquier caso, para volver a hablar de la ‘vida privada’ del monarca, que no deja de ser motivo de comentarios en la prensa y en la calle. Un runrún que ha provocado un evidente desgaste a la institución… Y de paso, al Gobierno, que al final tiene que gestionar la información de la casa real.

Lo sucedido en Botsuana, la caza y la aparición, definitivamente, pública de Corinna zu Sayn-Wittgenstein; la creciente distancia entre la reina y el rey, que se puso de manifiesto en la negativa de Sofía de regresar de Grecia tras la operación de cadera urgente del rey y su primera visita exprés a la clínica, en la que ni siquiera entró a ver a su esposo, sino que se limitó a hablar con los médicos; más el añadido permanente del ‘caso Urdangarín’, mantienen la institución de la Jefatura del Estado bajo un continuo desgaste.

La situación, según le dicen a El Infiltrado, ha creado un creciente malestar en el Gobierno que se ha concretado en una frase que circula entre los ministros: ‘el rey tiene que decidir: o Corinna, o corona”. Una frase muy redonda que miembros del  Ejecutivo repiten en otros círculos, pero que eso sí, no nos han sabido concretar, si Mariano Rajoy ha sido capaz de plantearle directamente al propio Juan Carlos en sus reuniones semanales.