“Oh, España; qué maravilla el Alcázar de Toledo…” declaraciones realizadas por el líder neofascista griego, Nikos Michaloliakos, al enviado especial de la Cadena SER, Rafa Panadero, que a pesar de no conseguir una entrevista con este político ultra, que ha obtenido una importante representación parlamentaria (21 diputados y el 7% de los votos), sí pudo, al menos, ser testigo telefónico de la admiración que sienten estos “nuevos combatientes” por el edificio más emblemático de la extrema derecha.

Turismo fascista
Y no es de extrañar que Michaloliakos sienta admiración por el edificio, convertido en todo un símbolo por los golpistas de 1936 y por la dictadura franquista, y que hoy en día todavía mantiene intacto su “magnetismo” para la extrema derecha española y europea. No en vano, el Alcázar toledano ha sido el edificio más visitado de la ciudad, por encima de la catedral o de la Casa Museo del Greco. “El peregrinaje de fascistas era continuo”, recuerda a ELPLURAL.COM uno de los operarios, ya jubilado, que estuvo trabajando en el llamado “Museo del Asedio” durante muchos años.

La cripta de la vergüenza…
Turismo fascista que se mantiene, incluso con determinadas rutas por la parte antigua de la ciudad, que todavía aún cuenta con numerosas placas y nombres de calles con la nomenclatura franquista, si bien es verdad que el actual Ayuntamiento ha retirado parte de ellas. Sin embargo, el hecho más preocupante es la llamada cripta de la vergüenza, que alberga los restos de los llamados “defensores” del Alcázar, entre los que se encuentra los del ex general Jaime Milans del Bosch, mausoleo que cada 26 de julio se convierte en la meca de fascistas, falangistas, extremistas y de la “vieja guardia” del franquismo  que peregrinan hasta la Ciudad de las Tres Culturas para rendir pleitesía al jefe de la trama golpista del “23-F”.

…Y la procesión de la ignominia
Pero no solo el Alcázar toledano es del gusto de los neofascistas helenos. También la vertiente más fundamentalista del nacional-catolicismo tiene su día en el calendario para celebrar el golpe de Estado de 1936. Se trata de una procesión, con la imagen de la Virgen del Alcázar, que partiendo desde la cripta de la vergüenza recorre el 27 de septiembre las principales calles del Casco Histórico. Y lo que es peor, con la Iglesia a su lado bendiciendo el levantamiento nacional que llevó a este país a una guerra fratricida. Aún es más, la catedral abre sus puertas para que los excombatientes celebren en su interior sus actos religiosos.

División Azul
Todo esto con el consentimiento de las administraciones, que no conformes con ceder parte del edificio a los familiares de los “defensores” del Alcázar, que cuentan, incluso, con las llaves de la citada cripta, también exhiben en el Museo del Ejército emblemas e historia de la División Azul, unidad de voluntarios fascistas españoles que sirvió entre 1941 y 1943 en el ejército nazi de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.