El Partido Popular, con Mariano Rajoy de líder, montó una gresca abominable, de las de Dios es Cristo, con motivo del Estatut. Pero Mas y Rajoy han perdido de forma deliberada la memoria y se olvidan de lo que fue aquello y miran cínicamente hacia otro lado. Es bien sabido, sin embargo, que la pareja Rajoy/Mas -a la que habría que añadir en dimensión triangular a Alicia Sánchez-Camacho, la jefa del PP catalán- está en plena luna de miel.
¿Conseguirá Rajoy que CiU y PNV le auxilien cuando –como apunta El País en su portada- nos encontremos “ante medidas tan impopulares [como] subida de impuestos, recorte de gastos y perdón a delincuentes fiscales?” Al paso que vamos, no parece imposible que esto suceda. En Cataluña, la Generalitat –dado que CiU no obtuvo mayoría absoluta en las elecciones de noviembre de 2010- se mantiene sin descarrilamientos peligrosos gracias al PP. En Euskadi, al PNV le sobra el PSE y los comicios vascos no están lejanos.
Los nacionalistas españoles (el PP) y los nacionalistas catalanes (CiU y otros menores) sí que tienen un vínculo muy sobresaliente y bastante inamovible. Los dos partidos son –con mayor o menor intensidad- conservadores y, en estos últimos años, les encanta el neoliberalismo.
Jugar a la banderita “tú eres gualda, banderita tú eres roja” distrae a los viejos nostálgicos que sueñan con la zarzuela llamada Las Corsarias. Es como jugar a bailar sardanas con barretina y envueltos en la bandera estelada. O sea, que no tomen más el pelo al personal. A estos secesionistas catalanes y patriotas españoles no les mueve la bandera. Lo que sí les importa es la cartera.