Pero ayer les tocó el turno a  The Financial Times y a The Wall Street Journal, ambos conservadores y muy influyentes en el ámbito de los grandes negocios financieros. El diagnóstico básico de estos tres relevantes rotativos   fue  parecido. Rajoy lo tiene, cada día que pasa, más crudo.

“El trabajo menos envidiado del mundo
Venían ambos a decir cosas similares, pero escasamente positivas para el jefe del Gobierno español. “Rajoy quizás tenga el trabajo menos envidiado del mundo”, precisaba con cierto sarcasmo el periódico propiedad del magnate Rupert Murdoch, uno de cuyos asalariados, como es sabido, es José María Aznar, al fin y al cabo el padrino de Rajoy. Sin embargo, su entusiasmo por Rajoy es perfectamente descriptible. No existe tal entusiasmo.

Sin confianza
Lo peor probablemente es que el periódico de Murdoch advierte que Rajoy no ha conseguido la confianza de los mercados. La confianza –recuérdese- era para el líder del PP como el bálsamo del quijotesco fierabrás. En la práctica, ese bálsamo cervantino, na de na. La cacareada confianza que iban a tener la UE, los mercados y otros factores decisivos se la apropió Rajoy hasta el hastío.

La zarina alemana
Acogotado, acoquinado, lógicamente inquieto y desbordado, a  Rajoy, la zarina alemana,  Angela Merkel,  le envió ayer una especie de correo contable, una especie de  Miguel Strogoff de nuestra época,  para fiscalizar el dinero que todavía queda en las arcas del Reino de España. El ridículo de Rajoy, que ha tenido que pasar por semejante humillación, sólo puede amortiguarse desde una óptica piadosa y caritativa.

En las manos de Merkel
El partido de Merkel es el de la Democracia Cristiana. Y el de Rajoy se enorgullece de incluir en sus filas a los partidarios del humanismo cristiano, que suena bien a priori, pero que no se entiende, claro. Lo cierto, objetivamente, es que estamos en las manos de Merkel vía Volker Kauder, presidente del Grupo Parlamentario del partido CDU.

En un búnker
En medio de tamaña situación, los asesores de Rajoy le han debido de convencerle que debía encerrase –y con urgencia- en un búnker desde donde repetir una y otra vez que la culpa de todo la tienen Zapatero y Rubalcaba. Pero lo que le funcionó bastante bien durante la segunda legislatura socialista -con la crisis reposando plácidamente en los brazos de los dirigentes del PP-, ahora sólo confirma la solitud de un presidente que tiende, para su desgracia, a la mentira. Dijo en campaña, e incluso antes, que no se quejaría de la herencia socialista y la ha resucitado a toda velocidad. ¡Qué miedoso es Rajoy lapidando otra vez  a ZP!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM