La Puerta del Sol ha sido escenario de muchos hechos históricos, no pocos reivindicativos. Con Carlos III de Rey –que fue el mejor alcalde de Madrid y coqueteó con la Ilustración, aunque de puntillas- se organizó el motín de Esquilache, ministro de la Corona.

Muertos a mansalva
El 2 de mayo de 1808, también en la Puerta del Sol, muchos madrileños salieron a combatir a las tropas napoleónicas que habían invadido España. Fue el inicio del levantamiento de Madrid contra los franceses. Los mamelucos cargaron salvajemente contra los rebeldes. Hubo muertos a mansalva.

En términos simbólicos y políticos
En 1931, el 14 de abril, millares y millares de ciudadanos de Madrid salieron a la calle y se concentraron en la Puerta del Sol. Acababa de instaurarse la II República. Los integrantes del Gobierno provisional fueron vitoreados cuando salieron al balcón de la Real Casa de Postas, sede ahora del Ejecutivo autonómico. Desde luego a la derecha no le gusta –en términos simbólicos y políticos- la Puerta del Sol.

El tino de Rubalcaba
Pronto hará un año de aquellas impresionantes concentraciones de los indignados. Los populares, con la lideresa calentando los ánimos de los suyos, exigían el desalojamiento –incluso por la vía de la fuerza policial- de la Puerta del Sol. El tino de Alfredo Pérez Rubalcaba, procurando eludir enfrentamientos inútiles entre unos y otros, consiguió que apenas hubiera algaradas graves o de tono provocador.

Recorte de derechos laborales
Ahora los populares no quieren que se les derrote en la calle, como en efecto ocurrió con motivo de la guerra de Irak. La obsesión bélica de José María Aznar –con mayoría absoluta en las urnas- le costó muy cara al Partido Popular. La reforma laboral –cuyo nombre ya es una evidente falsedad- significa en el fondo de la cuestión que los derechos de los trabajadores  van  a ser gravemente recortados por Mariano Rajoy. Temor de la derecha. Puerta del Sol, no.

Ni el más tonto del lugar
Para los trabajadores nada o casi nada. Para los empresarios, todo o casi todo. El cuento de que así habrá más empleos no se le cree ni el más tonto del lugar. Los neoliberales, en todo caso, están eufóricos. En breve, a por  los sindicatos. ¡Avanzamos, doña Margaret!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM