El Gobierno gobernando, los empresarios haciendo negocio con absoluto poder sobre sus empresas y sus (nunca tanto como ahora) trabajadores, los sindicatos y los estudiantes manifestándose y la policía repartiendo hostias a diestro y siniestro. Sólo nos falta una guerra para darle sentido al ejército y un milagro para reforzar el papel de la Iglesia, pero todo llegará, que sólo llevamos dos meses en el gobierno y no se construyó Madrid en un día.

Quizá lo único que no termine de cuadrar en el orden que tanto nos gusta a las buenas gentes de la derecha, sea el tema de que un miembro de la familia real esté siendo juzgado. Pero incluso eso nos está resultando beneficioso, ya que la alta figura de Urdangarín está haciendo sombra a las más bajitas de Matas y Camps, que es con quien se supone (si lo sabremos nosotros) tuvo negocios turbios el yerno de su Majestad. Que no se preocupe Iñaki, que llegado el momento sabremos encontrar la argucia judicial que lo exonere de toda responsabilidad, que en esos temas somos expertos en hacer trajes a medida.

Y todo este regreso al orden natural de las cosas, lo hemos conseguido cuando a Mariano aún no le ha dado tiempo ni de abrir las cajas de la mudanza que se llevó a la Moncloa, que verán ustedes después de cuatro años que España tan formalita les dejamos. A la famosa frase de Alfonso Guerra en 1982 de que “A España no la va a reconocer ni la madre que la parió”, nosotros contraponemos que “España va a quedar igualita que cuando la parieron en el siglo XV”. Al tiempo, ciudadanos y futuros siervos.

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