No se trata de una ensoñación de Rubalcaba. Estamos ciertamente siendo conducidos por el PP, día tras día, hacia la contrarreforma. Por ejemplo, el ministro de Defensa, Pedro Moronés, acreditado empresario de negocios armamentísticos, fabricante de bombas de racimo -que prohibió el Gobierno Zapatero- ha anunciado en El Mundo que “se ha analizado e impulsado la posibilidad de atacar las bases de los piratas en tierra. Y le digo que no es una cosa extraordinariamente complicada”.

¿A bombardear Somalia?
¿A bombardear, pues, Somalia, uno de los países más paupérrimos del mundo? ¿Y por qué no? Al fin y al cabo, un periodista tan reaccionario como ferviente admirador de Rajoy, llegó a sostener hace un par de años, en El Gato al Agua, que había que acabar con los corsarios de Somalia a bombazos, muriera quien muriera, niños y mujeres incluidos.

El que corta el bacalao
La Policía está en manos de Jorge Fernández Díaz, en su calidad de ministro de Interior que es, pero quien en verdad corta el bacalao es Ignacio Cosidó, un tipo FAES y GEE [Grupo de Estudios Estratégicos], activista neocon y partidario del Tea Party, más próximo a la extrema derecha que a la derecha moderada. Las recientes manifestaciones de estudiantes en Valencia nos retrotrajeron, por lo demás, a las cargas de los grises de la dictadura.

No es una utopía
Rubalcaba afirma que Rajoy intenta criminalizar a los sindicatos y a los estudiantes. Hace bien Rubalcaba advirtiendo que los populares pretenden machacar a los sindicatos y, por supuesto, a los jóvenes indignados. Si estas criminalizaciones cuajaran en la mayoría de los ciudadanos, la mayoría absoluta del PP podría ser invencible durante décadas. La revolución conservadora no es una utopía. Newt Gingrich, ahora candidato a la Casa Blanca, la capitaneó con algunos éxitos en los años 90.

Especie de auto de fe
Utilizó todas sus armas para tumbar a Bill Clinton. Incluso montó una especie de auto de fe que estuvo a punto de liquidar al presidente norteamericano. La revolución conservadora –en términos neoliberales sin complejos- también la sufrió el Reino Unido en los tiempos de Margaret Theatcher. Mientras tanto, y en paralelo, Ronald Regan hacía lo propio en EEUU. Rajoy, ¡ojo!, sueña con ser el abanderado de la revolución conservadora made in Spain. Ya las hubo antes. Duraron siglos.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM