La luna de miel, sin embargo, ha durado poco. Las masivas manifestaciones en contra de la reforma laboral y contra los recortes de la Generalitat han ensombrecido los acuerdos de la derecha española y la derecha catalana. Tanto CiU como PP saben que el éxito de las manifestaciones enturbia unos recortes que en Cataluña son el pan nuestro de cada día.

Unos presupuestos irreales
Es más, el Parlament de Cataluña aprobaba los grandes números el miércoles. Sólo 24 horas más tarde el Conseller d’Economia de la Generalitat anunciaba más recortes en materias sensibles. Mas Colell argumentó que los presupuestos del gobierno catalán se habían construido con un incremento del 0,8% del PIB. La realidad distaba mucho de esta realidad. En el último trimestre, Cataluña decreció un 0,4% del PIB. O sea, el conseller de los números reconocía que el Parlament había aprobado unos presupuestos irreales.

Error de cálculo desconocido
En el PP no ha sentado nada bien la actitud del Govern. Durante las negociaciones, en ningún momento, los representantes de CiU avisaron a los populares de lo que se podía calificar como “error de cálculo”, del desfase entre los presupuestos y la realidad. El enfado en las filas populares creció unos decibelios cuando la vicepresidenta del gobierno de Mas, Joana Ortega, anunciaba un nuevo recorte del 3% en la paga extraordinaria de junio para todos los trabajadores públicos de la Generalitat con el objetivo de ahorrar 180 millones.

Enojo de Sánchez Camacho
Alicia Sánchez Camacho, la presidenta de los populares catalanes, no escondía este lunes su enojo a preguntas de ELPLURAL.COM. Nadie del Gobierno catalán se ha puesto en contacto con ella para darle las explicaciones oportunas del por qué CiU no informó a los negociadores populares que los presupuestos aprobados por ambos partidos eran papel mojado. Sánchez Camacho ha insistido en qué el PP pedirá explicaciones a Mas.

Más problemas
El presidente catalán empieza a tener trabajo acumulado. Su romance con el PP ha acabado, para su gusto, con demasiado protagonismo de Alicia Sánchez Camacho porque la dirigente popular ha querido escenificar lo que los nacionalistas no quieren reconocer: que el PP es el socio preferente de CiU. Además, ahora hay que sumar que los populares tienen un “cierto mosqueo” por la desinformación de los nacionalistas. Para acabar de complicar la situación, los sindicatos han puesto sobre la mesa la reforma laboral poniendo a los nacionalistas en el punto de mira de sus críticas, junto con el PP. Y para colmo, los socialistas catalanes empiezan a desempolvar el hacha de guerra. Hoy, el PSC ha anunciado que obligará a Mas a tratar el pacto fiscal, del que tanto fanfarronea sobre todo en la prensa internacional, en el Parlament de Cataluña. Al presidente de la Generalitat seguro que no le hace ninguna gracia que se pongan los focos sobre un tema que, hoy por hoy, no le interesa para nada. Rajoy le ha dicho que de momento nada de nada. El PP catalán no quiere oír ni hablar. Una buena parte de su electorado está molesto por los pactos con el PP y no entienden que el camino de la transición nacional se tenga que hacer de la mano de los populares. Lo dicho, se le acumulan los problemas al presidente de la Generalitat.

Toni Bolaño es periodista y analista político