La reforma laboral, ésta y las otras, los recortes, los ajustes, la austeridad, los sacrificios… todo eso no crea empleo y, no nos engañemos, no lo pretende. Es verdad que en el proceso habrá pequeños empresarios que se arruinen y grandes empresarios que no ganen lo que querrían, pero todo eso se da por bien empleado con tal de desequilibrar absolutamente el ya de por sí precario equilibro entre trabajadores y empresas; con tal de desapoderar lo más posible a los trabajadores de manera que haya que comenzar casi de cero el camino de conseguir derechos laborales, empleos y medios de subsistencia medianamente dignos; es decir, que se trata de conseguir que los que dependemos en exclusiva de nuestro trabajo para vivir terminemos trabajando por una miseria y sin ningún derecho. Reforma tras reforma, ajuste tras ajuste y mentira tras mentira no habrá más que un empeoramiento generalizado de las condiciones de trabajo y un sacrificio inmenso en vidas.  La vida, nos dicen, no es para nosotros.

Por eso, se haga lo que se haga, la farsa siempre va a exigir más. Y el PP lo sabe y lo dosifica sabiamente. Acaba con los derechos laborales y las agencias de calificación de las que varios ministros eran directivos hasta ayer mismo nos bajan la nota para que tengan que recortar más…y así. Y vendrán más y más recortes y ajustes. Y todos los demás, partidos, sindicatos, hablando cómo si esto tuviese algún otro sentido que el de empobrecernos brutalmente. Y mientras, los partidos antaño socialdemócratas y los sindicatos, antaño de clase, colaboran en la farsa y hacen su papel de protestar sin protestar mucho. Lo suficiente como para pensar en ganar las siguientes elecciones sin que el statu quo se preocupe mucho, o nada.

En Grecia, tras la gran farsa, los analistas dicen que el futuro del PASOK, el partido socialista, es el de desaparecer o verse condenado a la irrelevancia política. No se merece menos un partido socialista que no sólo no se ha opuesto al sangrado de Grecia, sino que lo ha llevado a cabo con diligencia. Una diputada socialista decía ayer muy consternada que no podían hacer nada. Por supuesto que podían. En el peor de los casos podían dimitir todos y, por lo menos, desvelar la verdad. En estas circunstancias la verdad resultaría impactante. Más de 40 diputados han dimitido en Grecia por no querer ser parte de la farsa y la respuesta del partido ha sido expulsarlos. El siguiente paso es que los electores les expulsen a ellos.

Me temo que el PSOE podría acabar de la misma manera. Ya no vale con decir en la oposición lo contrario de lo que se estaba haciendo hace dos meses.  Llega un momento en que eso ya no es posible. Hasta que la socialdemocracia, lo que queda de ella, no diga la verdad; que esto trata de la vieja lucha de clases, que estamos inmersos en una ofensiva brutal contra las vidas de la mayoría, hasta ese momento, no hay nada que hacer.  El editorial de Der Spiegel decía la verdad, que todo esto es una tragicomedia, pero se equivocaba cuando afirmaba que “ninguno de los protagonistas (por los negociadores alemanes y griegos)  parecen comprender la situación ya que continúan negociando como de costumbre, dejando pasar un ‘ultimátum’ después de otro”. Por supuesto que comprenden la situación, perfectamente. No hay nadie que tenga dinero que no lo haya sacado de Grecia y no hay ningún empresario que no sepa que Grecia va a ser un lugar en el que producir con salarios y derechos africanos y en el que se abrirán enormes oportunidades de negocio cuando pase la tormenta: la sanidad, la educación, la seguridad, lo que sea. Si Grecia no explota después de Grecia vamos todos los demás. Y ahora vamos a ver la nota de Moody´s que me parece que nos la han rebajado un poco más.

Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)
http://beatrizgimeno.es