"Ya han conseguido lo que pretendían: Garzón, fuera de la carrera judicial", lamenta este viernes el periodista José María Izquierdo en su blog. "La prueba del algodón es sencilla: todos -y cuando digo todos me refiero a todos- los periódicos de derecha y de extrema derecha, si hay alguien que pueda diferenciarlos, que llenan este modestísimo blog desde hace casi dos años, se han alineado en el campo de los fieros perseguidores. Sin fisuras. En perfecta formación. Incluso quienes conspiraron con el hoy odioso juez en sus propios despachos y no paraban de regalarle los oídos con portadas y editoriales sonrojantes, como hizo en los noventa don Pedro José Ramírez Codina, hoy máximo partidario de la ejecución pública de Garzón. ¿Qué se puede decir? Día triste, sí, día triste…"

Portada de 'La Razón' del viernes, 10 de febrero



Un juez vedette e indigno
"Garzón, juez indigno", titula La Razón su editorial en el que tilda, además, al magistrado de "vedette". Para Izquierdo, el contenido sobra, ya nos lo podemos imaginar, pero destaca algunas perlas de la alegre muchachada. Así José Antonio Vera, Sobra el contenido. Sus muchachos corroboran. Por ejemplo, José Antonio Vera, director de Publicaciones de La Razón carga contra el "coro propagandista que defiende con pancartas y gritos al otrora juez estrella", a los que acusa de alinearse con los ideales de "gobiernos dictatoriales que pisotean a diario los derechos fundamentales”.

En el mismo periódico, José Luis Martín Prieto, minimiza la actuación más internacional de su carrera. "La aparición en Londres de Pinochet para una operación menor le pilló durmiendo. Fueron exiliados chilenos quienes organizaron el armazón (…) Garzón se limitó a publicitarse con el trabajo que le habían hecho otros", comenta.

Portada de 'ABC' del viernes, 10 de febrero



Su trayectoria, reducida a "espectáculo"
En la misma línea, ABC desprecia la carrera del juez ahora condenado y alerta de que el "espectáculo" continuará en la Justicia internacional: "El Tribunal de Estrasburgo será su baza principal, porque le permitirá explotar la fama internacional que tan afanosamente se ha ido construyendo, más sobre el espectáculo que sobre los resultados tangibles de su actividad como juez”.

Hermann Tertsch no puede ocultar su alegría por tan "buena noticia". "Ya nunca tendrá que temer un español que vicisitudes de la vida lo hagan caer en manos de un juez Garzón", comenta y asegura que ahora podrá seguir haciendo política como los demás políticos: "No parapetado tras la toga y con el poder de sembrar el miedo".

José María Carrascal va más lejos e incluso apunta a que podría estar deseando una nueva condena, por la causa del franquismpo para presentarse como un "mártir".

Portada de 'El Mundo' del viernes, 10 de febrero



La conspiranoia de Pedro J.
Pedro J. Ramírez, antiguo amigo de Garzón, y ahora uno de sus máximos inquisidores, titula en su Mundo: "Garzón expulsado por actuar como los jueces de los regímenes totalitarios". En esta línea, le equipara en el editorial a un magistrado de Pinochet e incluye un significativo párrafo final: "Como mil mentiras no se convierten en una verdad a fuerza de repetirlas, aquí queda esta sentencia para vergüenza no sólo de Rubalcaba y del anterior Gobierno, que siempre defendieron a Garzón, sino también de la Fiscalía, cuya actuación en el proceso ha consistido en actuar de parapeto del juez condenado". Parece un chiste que sea precisamente el periódico especialista en conspiranoias el que defienda eso de que repetir una mentira no la convierte en verdad.

En el mismo periódico, Federico Jiménez Losantos ve, si cabe, mucho más peligro en las "atrocidades vertidas ayer por socialistas, comunistas y nacionalistas a propósito de la condena", más que en el propio juez.

Portada de 'La Gaceta' del viernes, 10 de febrero



La Gaceta remata
Y Carlos Dávila remata al juez  en La Gaceta. "Su trayectoria es una larga secuela de conveniencias articuladas para su mayor provecho y gloria. La condena le puede devolver a la carrera política, carrera que no abandonó por gusto sino porque las mentiras de González frustraron su pantagruélica ansiedad".