Ya estamos otra vez metidos en el lío. El partido del siglo se juega cada mes. Vuelven los amigos a casa para el tradicional pique, el cruce de mensajes en Twitter que se corresponde habitualmente con los goles de unos u otros, el gato debajo de la cama incapaz de soportar los gritos de pasión que soltamos poseídos por las ganas de ganar (esto último suena a mitin político, olvídenlo)... Todo preparado como en las grandes citas, incluidas las tradicionales declaraciones de Mourinho que, como el mensaje de navidad de Su Majestad el Rey de España, se han convertido en algo inseparable del clásico ¿Estamos todos? ¿Cristiano? ¿Messi? Pues que comiencen los Juegos. Veamos si la llegada a la Moncloa de un madridista influye positivamente en la mala racha que los de blanco arrastran en sus enfrentamientos con el F.C Barcelona. No me negarán que las hace falta...

Que la sana competición deportiva sea lo que prime, y no lo que se escucha fuera del campo en algunas ocasiones. Deben saber los que dan patadas al balón, los que entrenan a los muchachos y los que pagan la nómina a todos ellos que, además de un deporte, este acontecimiento se convierte en un magnífico escaparate para dar ejemplo. Los valores como el esfuerzo y la rivalidad bien entendida, además del trabajo en equipo, deben imponerse sobre otros intereses que seguramente contribuyan a convertir el césped en espectáculo, pero que pervierten la esencia misma del juego. Fútbol es fútbol dice la eterna frase hecha, pero su aplicación sirve para muchos escenarios. No es política. No es violencia. No es una excusa. Fútbol es fútbol, nada más.

Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
En Twitter @ionantolin