Y después hizo el anuncio consecuente con esa frase inicial, segundo momento cumbre de su comparecencia. Un anuncio que llegó al final de su intervención ante unos centenares de seguidores que, para su incomodidad, le vitoreaban: “he pedido al Secretario General –dijo- que convocara un Congreso ordinario que debería celebrarse lo antes posible”. Es decir, el propio candidato ha asumido que el partido no puede seguir así, que el resultado es suficientemente brutal para los intereses del PSOE, como para que el partido tenga que lanzarse a una regeneración profunda.

Carmen Chacón tampoco sale en una situación fácil
Lo que no ha dicho Alfredo Pérez Rubalcaba es cómo afectan estos resultados a su propio futuro. En realidad quizás ni él mismo lo tenga claro en estos instantes. Pero lo indudable es que se inicia un proceso muy difícil para el Partido Socialista. La derrota del candidato le deja en una posición muy difícil para mantenerse como el líder de la formación. No ha conseguido lo que le hubiera dado un aval incontestable para mantener al partido a su mando, evitar la mayoría absoluta del PP. Pero es que tampoco, como él ha dicho, ha podido evitar lo que no es sino una derrota “clara”.

Lo que sucede es que tampoco quien parecía su relevo natural, porque así llevaba posicionándose, Carmen Chacón, que cuenta con claros apoyos en el partido, ha logrado salir indemne de las elecciones. El PSC también ha sido derrotado en Cataluña. Otra derrota histórica, porque nunca antes los socialistas habían sido segunda fuerza en Cataluña en unas elecciones generales. Chacón aún tiene valores para enseñar al partido en el Congreso. Igual que también los tiene Rubalcaba. Pero ninguno de los dos llegará, si es que deciden contender, en una posición de fuerza.

Algún candidato tapado.., o al contrario, muy conocido
Quizás por eso, y aunque los dos siguen apareciendo como los dos rostros más definidos en el futuro socialista, lo cierto es que en los pasillos de Ferraz, a última hora de la noche, ya había  quien miraba buscando otras salidas. En un extremo, por joven y aún por hacer carrera política más sólida, Eduardo Madina. En el otro extremo, aunque ha repetido durante las semanas pasadas que él ya era hombre de otra época, José Bono.

Una cosa parece clara, en cualquier caso, la reunión de la mañana del lunes de la Ejecutiva Federal va a ser muy difícil. Muy dura. Posiblemente, muy tensa. En ella se convocará el Congreso, que después debe ser aceptado en el siguiente Comité Federal. En principio lo previsto es que ese Comité tenga lugar el próximo sábado, día 26. Si todo se desarrolla así el Congreso, que por estatutos, y al ser ordinario, obliga a un proceso que se prolongará por 60 días,  se debiera celebrar en uno de estos dos fines de semana: el 18 o el 25 de febrero de 2012

Historia de una tarde sin precendentes en Ferraz
Pero eso está aún por definirse a partir de las próximas horas. Mientras, la tarde de la derrota tuvo su propio ritmo. A las 8 y cinco minutos Elena Valenciano salió ante las decenas de periodistas que abarrotaban la sala de prensa de Ferraz. Vestida de azul oscuro le tocaba poner la primera cara a la derrota. Y lo hizo con dignidad. Agradeciendo “el notable respaldo” que, decía, había recibido el PSOE en las urnas: “el apoyo de millones de españoles en una situación difícil”.

Acababan de conocerse los sondeos, que Valenciano decía que había que leer con desconfianza, porque “luego no se confirman”, y que, para su desgracia ya anunciaban unos resultados que amenazaban con resultar históricos. Por lo negativos. El voto socialista tradicional, descontento, había chorreado hasta los partidos pequeños a los dos lados de su espectro político. Por la derecha, a la UPyD de Rosa Díez y, sobre todo, a la izquierda, a la coalición de IU, que después de haber tocado sus mínimos en 2008 con sólo dos diputados, parecía ya que iba a quintuplicar al menos sus resultados.

El castigo más grande al PSOE desde el fin del franquismo
Arrastrados por el vicio que da a los periodistas en estos momentos por meter el dedo en las heridas, en la sala de prensa se echaba mano a los archivos y la memoria. Se recordaba en seguida que Almunia había dimitido como cabeza socialista tras alcanzar en el año 2000 tan sólo 125 diputados. Pero los más viejos, con más recuerdos, aún apuntaban que la cosa podía ir a peor, que en las primeras elecciones de la democracia, en 1977, el PSOE obtuvo su mínimo desde el fin del franquismo: 117 diputados.

Después, regresó a la cuarta planta, ‘la noble’ de Ferraz. Allí el candidato y sus consejeros más cercanos, entre ellos la propia Elena Valenciano, habían estado reunidos desde la mañana. Habían comido juntos. Pero a eso de las 7.30 se había incorporado el aún presidente del Gobierno y aún secretario general del partido, José Luis Rodríguez Zapatero.

Zapatero se sumó a la espera
Rubalcaba, Valenciano y Zapatero se encerraban a partir de ese momento, con visitas puntuales de otros líderes socialistas, mientras en otra sala de la misma planta la Ejecutiva Federal se mantenía encerrada analizando los resultados, ya reales que empezaban a desgranarse. Y que venían a confirmar los presagios de Elena Valenciano: en efecto los sondeos no se confirmaban, para los socialistas la realidad era peor.

Los datos reales empezaron en seguida a mostrar que la diferencia entre PP y PSOE se estabilizaba entre los 13 y los 14 puntos. Los datos sobre los escaños no volverían a moverse de manera significativa. A las 21.30 hora a ELPLURAL.COM le confirmaban en Ferraz que la dirección socialista, apoyada en los analistas electorales, daba por definitivo este dato: 110 diputados para el PSOE, 187 para el PP. Un dato que ya no se movería. Y al tiempo, que más que un trasvase hacia el PP, lo que sucedía es que IU y UPyD, además de ese 5% más de abstencionistas, habían comido del plato socialista hasta dejarlo vacío como nunca antes. Tan vacío que forzaron al candidato a reconocer que la derrota había sido sin paliativos y que sólo todos los socialistas juntos, en Congreso, podían hacer ya frente a la situación.