Carlos Fabra y el entonces presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, inauguraron a la carrera el pasado mes de marzo el polémico aeropuerto, rozando la fecha límite prevista ante la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo (la ley electoral impide este tipo de actos a un mes de la celebración de los comicios). Daba igual que no tuvieran todavía los permisos necesarios para volar, lo importante era cortar la banda.

Pistas de aterrizaje para pasear
"Hay quien dice que estamos locos por inaugurar un aeropuerto sin aviones. No han entendido nada. Durante mes y medio cualquier ciudadano que lo desee podrá visitar esta terminal o caminar por las pistas de aterrizaje, algo que no podrían hacer si fueran a despegar o a aterrizar aviones. Es un aeropuerto para las personas", defendió entonces Fabra.

Aviones no, pero sí halcones y altos cargos
Ha pasado ya nueve meses desde entonces y el aeropuerto sigue sin aviones. Eso sí, cuenta con un director que cobra más que el presidente del Gobierno y un servicio de halcones para evitar que los inexistentes vuelos tengan problemas con las aves de la zona por el que se ha pagado casi medio millón de euros.

Delirios de grandeza
A partir de ahora tendrá también una escultura de 24 metros de alto y 18 de diámetro, obra del escultor valenciano Juan Ripollés, artista de cabecera del PP castellonense. En su momento, el propio artista se propuso el reto de "buscar" en su obra el rostro de Fabra y aseguró que había sido su fuente de inspiración aunque Fabra lo negó después de que se desatara toda una polémica por la utilización de fondos públicos en su megalomanía. El presupuesto destinado a la escultura es de 300.000 euros, que paga la  la sociedad pública Aerocas, presidida por el propio Fabra, a pesar de no estar ya al frente de la Diputación provincial, que justificaba tal cargo.

Ratificado como presidente
El pasado mes de septiembre, cuando fue ratificado en el puesto, la consejera de Turismo y portavoz del Gobierno valenciano lo justificó debido a que había sido la persona que había puesto en marcha el proyecto y que debía seguir al frente.

Aviones, de momento sólo en la cabeza de Fabra
El montaje se inició la semana pasada y estará finalizado en un mes. Según el autor, cuenta con varias caras y brazos "que simbolizan todos los obstáculos políticos y económicos con los que ha batallado el artífice del aeropuerto, de quien nació la idea, Carlos Fabra, para lograrlo". Un avión remata la cabeza y quiere significar la recompensa final. Sin embargo, de momento, será el único avión visible en la zona, a la espera de que lleguen los ansiados permisos.