Es aquí donde me quiero quedar hoy.
Porque lo que realmente les gusta a los Aznar es vivir de gorra. Antes era el dueño de Porcelanosa quien llenaba su mansión levantina, gratis total. Luego fue Silvio Berlusconi o Flavio Briatore, otro que tal baila, y todo aquel que tenga dinero suficiente para subir a su barco o llevar a su casa a este antiguo “descamisado” joseantoniano, léase Falange Española y de la Jons.
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