Al sol del amarillismo
Pues bien, ni aun así, Dávila da su brazo a torcer. En el editorial subrayó que “se hace muy difícil distinguir la derecha de la izquierda porque su rasgo predominante es el desprecio de las libertades y su burla de la democracia, caracteres que los identifican como grupos antisistema antes que de ningún otro modo” Y otro brindis al sol del cinismo o del amarillismo: “Tampoco sería la primera vez que los fanatismos se aliasen contra un enemigo común ni que nazis e islamistas compartiesen objetivos.”
¡Menuda jeta!
O sea, que este periódico, escorado hacia la extrema derecha, tiene notables dificultades a la hora de pronunciarse sobre quién o quiénes fueron, en términos políticos, los autores de la masacre noruega. ¡Menuda jeta! Y, en cambio, no le costó nada, pero que nada, a Dávila aprovecharse de los asesinatos habidos en Noruega para volver a su obsesión y a la del PP en general de liquidar a Rubalcaba. He aquí la frase contra el candidato del PSOE: “Algunos parece que no aprenden y tratan de seguir sacando ventajas políticas del crimen. Así, Rubalcaba lamenta especialmente que las víctimas sean socialistas”.
“Un tipo como él”
Únicamente un tipo como él es capaz de reprochar a Rubalcaba que lamentara que muchas de las víctimas eran compañeros y compañeras de ideología y de partido. Y eso, por lo visto, le parece mal a Dávila, probablemente uno de los pocos periodistas en España que, a estas horas, se resiste a reconocer que el matón noruego se mueve en el territorio de la extrema derecha, que es la segunda fuerza política a día de hoy en ese país nórdico.
Modelo Badalona
Este monstruo exterminador, antes de empezar su genocidio, acusó por Internet a Zapatero de haberse rendido ante el Islam. También resaltó que el Gobierno socialista español llegó al poder gracias a Al Qaeda. ¡Ojo!, partidarios acérrimos de que no fueron los terroristas islamistas los autores del 11-M, deberíais explicarle al asesino de Noruega que no se equivoque, que fue ETA. Por lo demás, las teorías más sobresalientes de semejante malvado se parecen a la xenofobia existente en España, en buena parte instalada ahora por el PP a través del modelo Badalona.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM