El tono utilizado por Panetta no difiere un ápice del que acuñó la administración Bush para mantener al puebo americano con un miedo constante en el cuerpo, justificando así todo tipo de acciones preventivas como la invasión de Irak, o la creación de ese hogar de acogida para supuestos terroristas en Guantánamo. Desde ese día, en Cuba no sólo Fidel Castro se pasa por el arco del triunfo los derechos humanos. Con miedo la gente tiende a olvidarse de las garantías democráticas y esas cosas de los derechos civiles. Haga usted lo que tenga que hacer, pero que los malos no se metan en mi ordenador ni tumben la red del Dow Jones. Tiene esto poco que ver con ese movimiento Anonymous - los de las caretas -, cuyos logros en la lucha por hacer del mundo un lugar mejor son tirar abajo con cierta frecuencia la página web de la SGAE. Un acto heroico donde los haya, que pasará a la historia de la épica libertaria.

Desde hace tiempo los países están montando verdaderos ejércitos para velar armas ante el campo de batalla en el que se está conviertiendo Internet. Los dictadores, y hemos podido verlo en la primavera árabe, primero tenían la tendencia a tirar del enchufe, cortando la conexión a la Red en todo el país. Ponían así dificultades a la comunicación de los ciudadanos que clamaban por la democracia, aunque más tarde se demostraría que era como instalar puertas en el campo. El amigo sirio asimiló la misma idea cuando los almendros se pusieron en flor a la puerta de su palacio, aunque más tarde optó por abrir las conexiones y pelear contra sus detractores en el mismo terreno. Miles de fieles del dictador Bashar al-Assad inundan con mensajes de apoyo al líder las páginas previamente creadas para albergarlos con todo lujo de detalles. Se autodenominan el Ejercito Electrónico Sirio, y dicen defender su país frente a los que piden democracia y libertad. Será una defensa bien pagada, supongo.

Panetta apunta bien al avisar de los peligros que acechan en Internet. Se pasa de frenada comparando el asunto con los hechos que hicieron a Estados Unidos declarar la guerra a Japón después de que estos últimos se llevaran por delante casi toda la flota del Pacífico americana. Por otro lado, con la cantidad de claroscuros que rodean aquel ataque, el director de la CIA deberia haber buscado otro ejemplo. Los fallos de seguridad que hemos visto recientemente en sistemas de grandes empresas, comprometiendo seriamente los datos personales y financieros de millones de usuarios, deben poner en guardia a los diferentes gobiernos del llamado mundo libre. Las guerras todavía se ganan a base de aumentar los presupuestos para armamento, pero eso es algo que puede cambiar en un futuro no muy lejano. Escuchar al jefe de los espías decir que “tenemos que ser agresivos y vamos a tomar medidas preventivas, así como medidas agresivas para lidiar con ello”, le pone a uno los pelos de punta. Esperemos que esta vez el miedo no nos impida hacer frente con más contundencia a las iniciativas que tomen para ‘protegernos’.

Ion Antolín Llorente es periodista y blogger. En Twitter @ionantolin