Era el Día de las Fuerzas Armadas, todo de calor, de aviones en formación de pájaros migrantes que cruzan sus colas de colores entre los rayos de sol. Camino de la playa, las chanclas frenan en el parque para el olisqueo; el busto de Rubén Darío en su rincón, espera callado el “cortejo de los claros clarines”, rodeado de tensos guardias, en vigilia para la ocasión.

Cánovas de escultura deforme, sigue por su avenida camino de la playa, como si no fuera con él; como les pasa a los “sin techos” que durmieron, con el tetrabrik de tinto de almohada, en las rinconeras urbanas de los aledaños.

La jovencita en bañador o biquini, lleva enrolladas en el cuerpo, la bandera del FC Barcelona y la enseña Nacional; contenta, curiosa y sin disquisiciones; los policías de uniforme la observan y comentan entre sí con patriotismo rancio, lo imposible de conjugar los sentimientos de las dos telas. Ella siguió el desfile, flameando sus saris del “todo a cien”, esperando que la cámara la sacara del anonimato, sus segundos de gloria.

A la fuente de la Plaza del General Torrijos, especialista en amerizajes de palomas y gaviotas, llega los paracaidistas abanderados, con precisión de azores y ritmo de pavesas. Reyes, príncipes, ministra, tribunos, himnos, sones de suelas y tacones, rigores y emociones.

En la otra plaza, se agolpan los carteles contra la exhibición y el gasto. Tenemos expresión para todo.

Los cruceristas, eligen entre Picasso, los thysenes de la baronesa, las sardinas espetadas, o confundirse con la muchedumbre de “boquerones” que esperan ver, a dos pasos la familia real.

La ministra es Carme y Chacón de apellido, catalana y española, del Barca y de la selección, que estudió en Manchester -coincidencias del destino-, y que impone con marcialidad y equilibrio de mujer su nuevo Reglamento de Honores Militares.

Tengo muchos amigos españolistas de catón antiguo, que son del equipo blau grana a desesperar. Recuerdo con guasa que, cuando ganaron la segunda copa de Europa, comentábamos que los culés se emborrachaban con dos copas. Hoy ya son cuatro, y la Masia ha demostrado ante el mundo que es una de las mejores escuelas de negocios en el ejercicio de las actividades de recreo. 126 millones de euros se llevan de beneficio, por eso de ganar jugando.

No quería escribir del PSOE, ni de los días de destemplanza que se han pasado desde el 22 de mayo. El guión lo presentí la misma noche de los resultados, pero algunos se empeñaron en trastabillarlo, como si tuviéramos demasiado tiempo para la lírica.

Tenemos a Alfredo Pérez Rubalcaba, velocista con edad de fondista, aceptando una carrera de obstáculos en la línea de salida. A Felipe González le faltó un debate, para convertir su dulce derrota en victoria.

Posiblemente necesitemos de cinco encuentros en la cumbre, debates entre Rubalcaba y Rajoy, como el Madrid y el Barcelona, para que se sepa de verdad quién puede sacarnos del injusto marasmo de la economía actual, conseguir empleo, distribuir mejor, y referenciar el estado de bienestar del siglo XXI.